Cultura

Una Rossy de Palma dramática abre el Festival de Cine Francés

  • La actriz, madrina de la vigésima edición del certamen, presentó ayer como estreno absoluto su nueva película, 'Graziella', de Mehdi Charef

Ante la insinuación por parte de la productora Michele Ray-Gavras de que tal vez el público español acuda a ver Graziella "esperando encontrar a la Rossy de Palma de Almodóvar", la propia actriz respondió sin pensárselo dos veces: "En España no están acostumbrados a verme en papeles dramáticos". Así que su presencia ayer en Málaga tuvo algo de revelador, casi de debut, al menos para el imaginario de buena parte de quienes la conocen (o creían conocerla). Rossy de Palma lleva desarrollando desde hace no pocos años una carrera notable en Francia, donde ha encarnado a personajes de la más diversa índole; pero desde los Pirineos hacia abajo sigue pesando, tal vez en exceso, la Rossy de Palma de Mujeres al borde de un ataque de nervios (lo que, por otra parte, puede explicar por qué la cinematografía francesa es un modelo más que recomendable para el cine español, y no sólo a nivel de industria). El caso es que Graziella, la nueva película del realizador francoargelino Mehdi Charef, es un drama de altura, de naturaleza carcelaria, corazones agrietados y aromas de Ettore Scola. Graziella se estrenará en Francia en febrero, pero ayer ya pudo verse en el Cine Albéniz como estreno absoluto dentro de la inauguración de la vigésima edición del Festival de Cine Francés, en la que Rossy de Palma ejerce de madrina. Con buen oficio, por cierto.

La de Rossy de Palma y Graziella también es, a su manera, una historia de amor. En el encuentro con la prensa celebrado ayer en la Alianza Francesa (con la presencia del alcalde, Francisco de la Torre, y del Consejero de Cultura de la Embajada Francesa, Alain Fohr, entre otros), la actriz relató que hace ya 25 años "vi una película de Charef, Le thé au harem d'Archimède [Título que plantea un juego de palabras entre El té en el harén de Arquímedes y El teorema de Arquímedes] que me fascinó. Era una historia de la calle, muy real, sobre los chicos duros del barrio. Nunca le pido papeles a nadie, pero en aquella ocasión sí le escribí a Charef ofreciéndole mis servicios. No hubo respuesta. Lo volví a intentar en varias ocasiones, también sin respuesta. Y al final, 25 años después, ha sido Charef el que ha escrito un papel para mí". El propio Charef, por su parte, se justificó como pudo: "Durante mucho tiempo quise encontrarme con Rossy. Pero no de cualquier manera, no para tomar un café y ya está. Quería verla sin llevar las manos vacías. Cuando al fin tuve el papel perfecto para ella, tuve miedo de que, al haber pasado tanto tiempo, lo rechazara. Pero todo ha sido muy emocionante".

De Palma, que derrochó buen humor con todo el mundo, incluidos Picasso y el alcalde, defendió que Graziella "es una joyita, un ejemplo de cine de autor. No es lo que se suele hacer ahora. Sus personajes son reales. Está hecha con pocos medios pero con mucho amor. Hacerla ha valido 25 años de espera". La intérprete evocó además un diálogo del filme que mantiene con Denis Lavant, que interpreta a su pareja: "Mi personaje le pregunta '¿Cómo soy como mujer'? 'Eres un Picasso'. '¿Y eso está bien?' 'Es hermoso". Todas las mujeres están en Rossy de Palma, al cabo; tal y como les sucedía a las mujeres que pintó Picasso.

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