Cultura

Málaga abraza a Rusia con su sede del Museo de San Petersburgo

  • El centro de colecciones abrió ayer sus puertas en Tabacalera con un acto deslucido por la jornada de luto, sin autoridades significativas aunque con una nutrida representación de la ciudad

Hace sólo diez meses, el Ayuntamiento de Málaga anunció su intención de convertir los 7.500 metros cuadrados de superficie de Tabacalera reservados en su momento para Art Natura (el fallido museo de las gemas y la naturaleza que rubricó uno de los fiascos más sonoros en la historia reciente de la política cultural de la ciudad) en la primera sede fuera de Rusia del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo, una gigantesca institución que cuenta en sus fondos con más de medio millón de obras de autores rusos de todas las épocas. Una exposición itinerante de la Fundación Picasso Casa Natal abrió la puerta y obró el milagro: poco después, el alcalde, Francisco de la Torre, firmó el convenio con el director del museo, Vladimir Gusev, para la exposición en Málaga de una colección permanente a renovar con periodicidad anual además de dos exposiciones temporales al año, a cambio de un canon también anual de 400.000 euros, con un compromiso de permanencia de diez años prorrogable a otros diez. Tras una inversión total para este 2015 de 3,7 millones de euros, y una previsión de 150.000 visitantes al año, el Centro de Colecciones de San Petersburgo abrió ayer finalmente sus puertas en Tabacalera con la intención, manifestada ayer por el propio alcalde, de convertirse en "ejemplo de descentralización" (es el primer gran equipamiento museístico de la ciudad que se instala en un barrio como Huelin) que procurará además notables ingresos "como atractivo turístico". La puesta de largo, eso sí, resultó deslucida por la jornada de luto oficial: el acto de inauguración en sí quedó suspendido y, tras el riguroso minuto de silencio guardado a las puertas del museo (aunque subrayado por la música de Tchaikovsky que interpretó el violonchelista Goncalo Lélis, de la Escuela de Música Reina Sofía, a modo de apunte del concierto inaugural de la tarde que también se canceló), se procedió a dar el museo por abierto, sin más.

Pero la línea entre una inauguración y algo que pretende no serlo es a menudo muy fina. Y, de hecho, la asistencia al acto matinal recabó, como se esperaba, una participación masiva. Si bien a nivel institucional no hubo una representación muy significativa (asistieron el embajador ruso en España, Yuri Korchaguin; el director general de Bellas Artes, Miguel Ángel Recio; y la directora general del Museo del Kremlim, Yelena Gagáriga, además del director del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo, Vladimir Gusev), la ciudad quedó evocada a nivel social, político y cultural de manera amplia con el presidente de la Diputación, Elías Bendodo; el director del CAC, Fernando Francés; el director de La Térmica, Salomón Castiel; la directora del Museo Carmen Thyssen, Lourdes Moreno; la directora del Teatro Cervantes, Charo Ema; el presidente del Ateneo, Diego Rodríguez; la poeta María Victoria Atencia; la presidenta de la Fundación Escultor Berrocal, Cristina de Braganza; el pintor Jorge Rando, titular del museo consagrado a su obra en el Molinillo; el galerista Alfredo Viñas; y el director de la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga, Francisco Jurado, entre otros (resultó digna de mención la llegada al evento de Damián Caneda, antiguo concejal de Cultura, que vivió de cerca la puesta en marcha del proyecto). Todos ellos asistieron al estreno de la primera colección anual del museo, Arte ruso. Desde el icono hasta el siglo XX, con un centenar de obras de artistas como Venetsianov, Briulov, Ivanov, Levitan, Repin, Konchalovsky, Kandinsky, Tatlin, Rozanova, Chagall, Rodchenko, Altman, Malevich, Filonov y Deineka, entre muchos otros; así como de la primera muestra temporal, La época de Diáguilev, con un total de 69 obras y objetos(figurines, diseños de escenarios y piezas de vestuario) relacionados con el conocido promotor de los históricos ballets rusos del siglo pasado, firmados por Kustodiev, Goncharova, Altman, Vrubel, Serebriakova y Bakst, entre otros. Un verdadero legado que resume cinco siglos de la historia de Rusia en los 2.300 metros cuadros del equipamiento reservados al uso expositivo, y que se completan con un auditorio y dos salas de proyecciones. En las próximas semanas, el Museo de Arte Ruso comenzará a desplegar su programa de actividades complementarias, con la intención de afectar a la ciudad desde un sitio distinto del centro. También conviene subrayar la presencia ayer en el acto de apertura de numerosos representantes de la población rusa de la Costa del Sol, un segmento estratégico en el futuro del museo. Incluso el Ayuntamiento contribuyó a la causa enviando un comunicado también ayer en el que se informaba del crecimiento del 15% del turismo ruso en Málaga en lo que va de año y de que la inauguración del museo irá acompañada de acciones de promoción en el mercado.Una cosa lleva a la otra y, en fin, ya se sabe.

Respecto a la previsión de 150.000 visitantes anuales, el responsable del centro como director de la Agencia para la gestión de la Casa Natal y otros equipamientos museísticos, José María Luna, explicó que en la definición del objetivo "hemos querido ser prudentes", si bien consideró que el éxito de un museo "no debe medirse cuantitativamente en función del número de visitantes, sino a partir de criterios de calidad". Vladimir Gusev, por su parte, se mostró más que dispuesto a renovar el acuerdo dentro de diez años y afirmó que ya tiene "muchas ideas" para su museo en Málaga. Harán falta, sin duda. El reto, ya ven, no ha hecho más que empezar.

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