Fito Cabrales. Músico

"¿Cuántos años llevo intentando componer algo que merezca la pena?"

  • El cantante y compositor presenta este sábado a partir de las 21:15 en el Auditorio Municipal y en compañía de sus Fitipaldis 'Huyendo conmigo de mí'. Los Zigarros ejercerán de teloneros.

A Huyendo conmigo de mí, el último disco de Fito & Fitipaldis, lanzado el pasado noviembre, le bastaron cuatro semanas para vender 40.000 copias y hacerse con un Disco de Platino. Pero su artífice, Fito Cabrales (Bilbao, 1966), no es sólo uno de los valores más solventes del rock español: al otro lado del teléfono, también se revela como un tipo con el que gustosamente uno se tomaría una cerveza.

-El pasado miércoles se celebró el Día sin música para exigir la rebaja del IVA cultural. ¿Se le ocurre alguna motivación más allá de lo económico para que el Gobierno mantenga el impuesto al 21%?

-Espero, la verdad, que no haya más que razones económicas en la decisión de mantener el IVA cultural al 21%. No me gustaría pensar que hubiera cuestiones ideológicas detrás. Resulta difícil justificar que se pongan tantas zancadillas a quienes viven de la música, del teatro o del cine, porque también sería muy difícil imaginar a la humanidad sin cultura. Y esto es lo que hay que tener en cuenta. Yo soy músico, y por eso la música es para mí algo fundamental, algo que me define como persona. Pero, más aún, detrás de las decisiones que he tomado a lo largo de mi vida ha habido casi siempre un libro o una película. La cultura es una luz que nos ilumina, que nos enseña el camino. Si pones obstáculos a eso, estás causando un daño importante a mucha gente.

-¿Se siente usted como un Quijote practicando un género que muchos daban ya por muerto hace más de veinte años?

-Más que Quijote me siento Sancho Panza, aunque sea por la estatura. A veces los Fitipaldis hablamos de esto, miras a tu alrededor y ves que el rock no tiene ya la importancia que tenía en los años 60 y 70. Entonces el rock incorporaba mucho de la rebeldía asociada a la gente joven, y por esto significaba mucho para mucha gente. Después pasó el tiempo y aquella ilusión se fue diluyendo, hasta que el rock ha acabado convirtiéndose en una música clásica. A menudo digo que los Fitipaldis terminaremos de viejos tocando en festivales especializados en rock, como los que se organizan ahora especializados en blues. Sin embargo, también es cierto que el rock se ha colado en otras muchas músicas y esto lo mantiene vivo de alguna manera. Yo escucho muchos géneros, cosas muy distintas, y es fácil encontrar en todas la huella del rock, su sonido, sus fraseos, su ritmo. Está todo ahí. Es verdad que el rock perdió su rebeldía, pero ¿dónde está ahora la rebeldía? Imagino que en Youtube, y en internet. Los verdaderos combates se libran hoy en esos terrenos.

-Decía no hace mucho Kiko Veneno que cuando pone la radio, casi toda la música que escucha parece hecha para robots. ¿Podrá la música sobreponerse a la industria y volver a las personas?

-Hombre, quiero pensar que sí, desde luego. La música es emoción, fuera de esto nada tiene una importancia real. Pero conviene dejar claro que la industria es un negocio, como las discográficas y la radio. Como negocios que son intentan marcar sus propias pautas, y estas pautas casi siempre están equivocadas. Pero hay gente que trabaja en esto y necesita audiencia; y, por mucho que haya cambiado la industria, si tu música gusta al público las discográficas y las radios te terminarán haciendo caso. Pero no nos confundamos, no tiene ningún sentido hacer música para salir en la radio. Si esto no es así, será una batalla perdida. Sin duda.

-Pero, ¿no tiene la sensación de que la industria sigue unos procedimientos cada vez más ajenos al talento para la promoción de la música, mientras las mejores propuestas pasan inadvertidas?

-Es cierto que hay bandas muy buenas que no gozan de la popularidad de los Fitipaldis y que desde luego la merecen. Siempre digo que he tenido la suerte inmensa de que a la gente le gusta lo que hago. Pero lo que no se puede hacer es sentarte a componer pensando en la proyección que vas a tener y en cómo vas a vender lo que haces. De esta forma, no se va a ningún sitio. Insisto, una cosa es la música y otra la industria. Y si lo que haces gusta a la gente, cueste o más o cueste menos, te prestarán atención.

-¿Ha cambiado mucho su manera de hacer canciones, el ritual que sigue para componer?

-Ha cambiado todo menos eso. He cambiado yo, ha cambiado la forma de hacer giras, ha cambiado la industria, ha cambiado mi vida, todo, menos la composición. Y seguramente esto es así porque no sé hacerlo de otra manera. Hace treinta años, antes de Platero y Tú, cuando monté mis primeras bandas, componía las canciones en la cocina, con la guitarra, una libreta y un bolígrafo. Y así es como lo sigo haciendo, exactamente. ¿Cuántos años llevo intentando escribir algo que merezca la pena en ese puto papel, buscando, repitiendo la melodía? Pues eso, toda una vida. Y me sabe bien pensar esto, porque sin ese momento, sin ese instante en que me encierro a componer con la guitarra en la cocina desde hace tanto tiempo, no habría nada de lo demás.

-Pocos días después de su concierto en Málaga, el 6 de junio, actuará en la Sala Trinchera el grupo uruguayo No Te Va Gustar, con el que ha colaborado hace poco. ¿Qué puede contar de ellos?

-Que son buenísimos. Lo de la colaboración surgió por casualidad. El productor con el que trabajamos en Huyendo conmigo de mí, Joe Blaney, había trabajado antes con No Te Va Gustar y nos habló mucho de ellos. Pero antes Blaney les había hablado mucho a ellos de nosotros. Yo nunca los había escuchado, pero me puse a ello a pesar de que el nombre del grupo no me convencía mucho y me gustaron enseguida. Después nos invitaron a tocar con ellos en Buenos Aires, dos noches para 80.000 personas. Imagínate, ellos llenan los estadios en Latinoamérica a ese nivel, fue una pasada. Cuando supimos que venían de gira a España les invitamos a que tocaran con nosotros, claro. Les dimos a elegir entre las ciudades de nuestra gira para acompañarnos y optaron por Irún y Pamplona. Nos dijeron que venían a España sobre todo a comer bien, y no es mala elección.

-¿Alguna vez, Fito, ha hecho algo de lo que se haya arrepentido?

-Seguro. Todos tenemos algo de lo que arrepentirnos. Y yo también, claro, en lo profesional y en lo personal. Pero al final somos el resultado de nuestros aciertos y nuestros errores. Así que, en el fondo, no creo que me arrepienta.

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