Cultura

Pasión, lujuria y desenfreno en estado puro

  • Un espectáculo incorrecto y maleducado El templo del sexo, la fama, la riqueza y el poder estará instalado en el puerto hasta el 9 de agosto

"Pasen, pasen y vean. El Cabaret Maldito busca actores", vocifera un repartidor de periódicos a la entrada del infierno. Mientras tanto, algunos personajes extraños deambulan por la entrada de la carpa. Todo es singular: sus vestimentas, sus peinados, su maquillaje... es como si viniesen de otra época. Es como si se dirigieran a algún lugar lejano. Portan maletas; algunos llevan, incluso, crucifijos y vestidos por debajo de la rodilla; otros simplemente van casi desnudos. Sin duda es una mezcla entre pecado y pureza. Ésta última, peligra ya que está apunto de transformarse en fama y dinero, que claramente tiene un precio: el infierno.

Lucifer es quien mueve los hilos de este cabaret de la lujuria y el desenfreno. Suso Silva, en el papel protagonista, lleva a todos a las tinieblas, al infierno, al inframundo. Él es quien mueve a los personajes de este curioso espectáculo.

Música, baile y rareza. Es así como te reciben en la nueva obra del Circo de los Horrores: Cabaret Maldito. En Málaga ya llevan cinco semanas y, aún, les queda otra más puesto que han ampliado su gira porque "al público malagueño le encanta pasarse al lado oscuro y vender su alma al diablo", explicó Suso Silva, director, productor y actor de la obra.

En una antigua y decrépita catedral conviven un total de 40 artistas. Juegan con el fuego, el agua, trapecios imposibles, sillas, cuerdas, látigos, humo... Cabaret Maldito no pierde detalle. Es un espectáculo emocionante y divertido en el que durante dos horas y media, hay cabida para todo, menos para el aburrimiento. Acróbatas, contorsionistas, monologuistas, músicos y un largo etcétera son parte del elenco.

Las figuras de culto que ya no brillan, aquellas que ya se han hecho mayores, los jóvenes que quieren triunfar rápido o aquellos niñatos que no saben donde se meten. Ésos son los que venden su alma al diablo pero no saben, que todo en esta vida tiene un precio. Y en esta obra el sexo, la fama, la riqueza y el poder se consiguen a cambio de pasar la vida en el infierno. En el infierno de Lucifer.

Esta es la tercera entrega de la compañía, primero El Circo de los Horrores, después Manicomio de los Horrores y ahora Cabaret Maldito. "Es mi niño más jovencito y es el que necesita más energía ahora mismo por eso nos estamos empleando al máximo", explicó Suso. En esta hay más actores, más presupuesto y más talento.

Nada más ver el cartel, ves la cara del actor gallego, Suso Silva, él es el protagonista en las tres obras de la trilogía. "Yo no me puedo triplicar. Por ello, me he visto obligado a relegar mi personaje, en Circo de los Horrores y en Manicomio de los Horrores, en otras personas. Ahora mismo la prioridad es Cabaret Maldito", relató el protagonista. Ha dado vida al vampiro Nosferatum en el primer espectáculo y en el segundo, en Manicomio de los Horrores, es el Rey de los locos que insiste en que los vampiros no existen. Ahora, Suso traslada al espectador al infierno de Lucifer. "Intento no repetirme en los shows. Cada espectáculo y cada personaje es parte de mi por ello son diferentes", contó el actor.

Cabaret Maldito nace por la necesidad de actualizar el circo y el cabaret. Es una obra para un público adulto y adolescente. Para los sinvergüenza porque no está hecho para recatados", explicó Suso mientras reía. No es un circo ni un cabaret para niños. "Nunca he considerado que el circo sea pero es lo que parece en la actualidad y mucha culpa de eso, la tiene la televisión y sus payasitos de la tele por eso con este espectáculo nos acercamos a un público más gamberro", dijo Suso.

Interactúan con los espectadores, contagian la risa e incluso consiguen que el público se deshinibida. "Sacamos a dos gígolos y a una perra del infierno. Se lo pasan muy bien, e incluso, algunos enseñan hasta el culo", declaró el actor. En el escenario son incorrectos y maleducados. Y parece que no tienen normas puesto que dicen y hacen lo que quieren. Desde Cabaret Maldito buscan las cosquillas para que el público responda a su llamada.

Falanjes, lentillas, prótesis, orejas, cuernos, cejas... Todo esto y mucho más, forma parte del atuendo que verán los que se acerquen a la carpa instalada en el puerto. "Tiene que ser real porque sino el espectador se reirá en vez de disfrutarlo, por ello, está todo estudiado al dedillo y cuidamos los detalles al máximo", dijo el director de la obra. Es un espectáculo que funciona y muestra de ello es que ya le han nacido hermanos en otros países como Italia.

Suso Silva confesó a este periódico que los artistas del Cabaret se automaquillan y que saben hacer varias cosas. Por ello, se puede ver a un artista en varios papeles. Es el caso de Paula Lastra, bailarina que en el escenario hace tanto contorsionismo como danza.

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