Rick Astley. cantante y compositor

"Soy un músico punk desde que empecé a tocar la batería con 14 años"

  • El artífice de grandes éxitos de los 80 como 'Never gonna give you up' y 'Whenever you need somebody' ofrecerá el 18 de septiembre en Málaga el único concierto andaluz de su nueva gira

Al otro lado del teléfono, la voz de barítono de Rick Astley (Newton-le-Willows, Lancashire, 1966) se revela inconfundible e intacta. En 1987, el lanzamiento de su primer single, Never gonna give you up, le convirtió en uno de los artistas de mayor éxito de la década, una posición que refrendó después con otras canciones canturreadas por medio planeta como Whenever you need somebody y Together forever. El próximo 18 de septiembre, Astley ofrecerá en el Palacio de Congresos de Málaga el único concierto andaluz de su nueva gira por España, en la que no escatimará a la hora tanto de dar lustre a su repertorio más popular como de brindar su obra posterior a Keep it turned on (2001), menos conocida por estos lares pero igualmente merecedora del calor del público.

-Su última gira española se celebró hace sólo tres años, así que empecemos por una obviedad: ¿Qué trae ahora bajo el brazo?

-Si quieres que te diga la verdad, no suelo preparar un concierto ni una gira más de lo estrictamente necesario. Mi principal objetivo es que todos pasemos un buen rato, y todo gira en torno a eso. Es algo que quiero que mis músicos, los técnicos y todo mi equipo tengan claro: vamos a pasarlo bien, y luego ya veremos. Pero cuando se trata de tocar en España, todo esto se vuelve bastante especial. Es un país que adoro, lleno de cosas que ver y que me encanta visitar. Hace unos meses tuve un concierto en Portugal y mi mujer y yo decidimos aprovechar para hacer antes un viaje de tres semanas por España. Alquilamos un coche en Barcelona y luego seguimos hasta Valencia, Córdoba y otros muchos sitios. Es maravilloso. Estar en España, aunque sea trabajando, es para mí una manera de estar de vacaciones, y así es exactamente como quiero que se sienta el público en mis conciertos.

-¿Le preocupa aún que sus últimos discos no sean tan conocidos fuera de Inglaterra como los primeros cuando sale de gira?

-No, en absoluto. En mis conciertos hago las canciones que conoce todo el mundo y otras más recientes, un poco de todo, y luego cada uno escoge lo que más le gusta. En todos estos años he podido hacer discos muy distintos, así que hay donde elegir. Tengo claro que cuando salgo al escenario no sólo lo hago para entretener a la gente, como músico tengo la responsabilidad de dar mucho más, pero tampoco tengo ningún interés particular en alejarme de mis canciones más populares. Para nada.

-¿No percibe entonces ninguna barrera entre lo viejo y lo nuevo respecto al calor del público?

-No, al contrario. Sé que, todavía, la mayor parte de la gente que viene a verme en los conciertos lo hace por primera vez, así que de alguna forma todo suena a nuevo. No hay apartados distintos, todo forma parte de lo mismo.

-¿Le ha dado la música todo lo que esperaba de ella, o el precio a pagar ha sido más alto?

-Empecé en esto muy joven, así que la música ha estado presente en casi toda mi vida. Y, además, me ha permitido aprender mucho. Sé que suena muy a cliché, pero cuando era adolescente soñaba con el éxito y con vender miles de discos; sin embargo, cuando el éxito llegó comprendí que lo más importante no era luchar por mantenerte ahí ni por ganar mucho dinero, sino por ganar un determinado espacio de libertad: la libertad de poder estar con tu familia, dedicar tiempo a las personas que quieres y, sobre todo, de ser quien queres ser. Hoy me siento tremendamente afortunado porque en su momento luché mucho por ganar esta libertad, algo que algunos en su momento no entendieron, y la conseguí. Lo demás es secundario, créeme. ¿Qué sucede, la gente deja de comprar discos, la industria está en crisis? Pues entonces iremos a dar conciertos a donde haga falta. Así funciona este negocio.

-Sin embargo, ¿es más difícil luchar por la libertad como músico hoy que en los 80?

-En esto también me siento afortunado: tanto tiempo después sigo vivo, mantengo mi voz, puedo hacer giras y grabar discos. Tengo mucha suerte. Ahora doy conciertos en Japón, en Australia, en Sudamérica, en todas partes. Y soy consciente de que esto es así gracias a mis viejas canciones de los 80. Pues bien, seguiré cantando mis canciones de los 80 lo que haga falta. Puedes estar seguro.

-¿No estaba destinado un músico nacido en el 66 en una pequeña ciudad minera del norte de Inglaterra a hacer punk? ¿Cómo se decantó por el soul?

-Esa pregunta merece dos respuestas. La primera: cuando yo era adolescente, la influencia del northern soul todavía estaba muy álgida en el norte de Inglaterra, ya sabes, con toda la influencia de la Motown. El soul era la música de la clase obrera en mi entorno, un poco como para los afroamericanos en Estados Unidos, y seguía siéndolo a finales de los 70. No necesitábamos el punk, en el norte teníamos nuestro soul para expresarnos. Y la segunda respuesta: yo siempre he sido un músico punk.

-Ésa es justamente la respuesta que esperaba.

-Soy un músico punk desde que empecé a tocar la batería con 13 o 14 años en un garaje con mis amigos. Por entonces mi obsesión se repartía entre The Clash y los Sex Pistols. Y eso no termina nunca, va contigo a todas partes.

-Una vez vi en televisión un concierto benéfico del Prince's Trust en el Royal Albert Hall, creo que en el 88. Usted cantó Never gonna give you up con Brian May a la guitarra y Phil Collins a la batería, y por allí andaban también Peter Gabriel, Eric Clapton y Elton John, que luego colaboró en uno de sus discos. ¿Le dio por pensar entonces que con el tiempo terminaría convirtiéndose en un dinosaurio como ellos?

-Recuerdo con mucho cariño aquel concierto. Imagínate, Phil Collins contaba a sus seguidores por millones, y en aquel espectáculo yo era el niño que llegaba allí con sólo dos canciones. Al compartir escenario con talentos tan descomunales me sentí juzgado, llegué a pensar que mi carrera dependería de aquello, pero todo el mundo fue muy generoso conmigo. Respecto a los dinosaurios, no sé, tal vez sí me haya convertido en uno. Pero yo pertenezco a una generación distinta y para nosotros las cosas funcionan de otra forma. Creo que, al final, todo depende de la conexión que llegues a establecer con el público. Lo demás no importa. Al fin y al cabo, ¿qué es exactamente un dinosaurio?

-¿En qué proyecto cinematográfico anda ahora metido?

-Mi mujer es productora de cine y estamos trabajando en un documental sobre la historia del gospel. Es un proyecto muy largo y ambicioso, y levantar algo así resulta muy complicado, requiere mucho tiempo. Espero que podamos terminarlo algún día.

-¿Cómo es el viejo Rick Astley que le gustaría ver dentro de, pongamos, veinte años?

-No lo sé, es difícil responder a eso. Quizá dentro de veinte años sólo me recuerde mi hija, y ya con eso me daría por satisfecho. La verdad es que ya me cuesta definir la clase de músico que soy en el presente. Hasta ahora he hecho muchas cosas, soul, pop, algo de jazz... No sé qué etiqueta ponerme hoy, así que tampoco puedo aventurar la que podría ponerme dentro de no sé cuánto tiempo. Lo que sí sé es que hacer música es una manera de vivir para siempre, en la medida en que las canciones viven su propia vida. Y esto es para mí más que suficiente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios