Cultura

Genealogía de la pintura polaca en el CAC veleño

Se ha producido una conversación de ida y vuelta durante la concepción de la exposición Entre sistemas. Pintura polaca contemporánea en la colección de Krzysztof Musial entre coleccionista y comisaria (Inés R. Artola). Tiene su lógica si se tiene en cuenta que Artola es malagueña, y que ha sido el Centro de Arte Contemporáneo Francisco Hernández, en Vélez-Málaga, el lugar donde ha tenido lugar ese encuentro con Musial que, amén de coleccionar arte, se dedica también a vivir por estos lares. La colectiva, que estará hasta septiembre, abarca tiempos y estilos bien distantes -con predominio casi total de la pintura-, aunque es la historia reciente de Polonia como país que fue de un sistema a otro a finales de los ochenta la que recorre el contenido de obras como Recién nacido (1954), delicada pieza del malogrado Andrzej Wróblewski (a quien el Reina Sofía dedicó hace poco una retrospectiva). No existe separación temporal, sin embargo, en el texto de la exposición (con excepción de la cuarta sala, en la que abunda cosecha reciente, o la tercera, con Jan Lebenstein y sus figuras axiales, como los tiempos de Karl Jaspers). De manera que disponemos de un trayecto que va dando saltos en la genealogía del arte en Polonia, y en el que destaca la producción de los sesenta y setenta, con las pinturas-relieve de Henrik Stazewski o esa especie de vitrina compuesta de elementos que parecen óseos y cubiertos de ceniza (hablamos de Aniquilación, de Jonasz Stern, una de las piezas más impactantes). La abstracción gana enteros en la segunda sala, con los dípticos de Tarasewicz, y obras como la de Fangor (M44, 1970), en la línea del op-art, o Jan Tarasin. Es esa estética, plana y potente, la que se cuela en gran parte de la propuesta, que descubre obras como la de Marek Sobczyk o el 'modiglianista' Jerzy Nowosielski.

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