Cultura

Estampa de la Barcelona "más injusta"

  • Ildefonso Falcones retrata en su nueva novela la vida de un huérfano sin recursos en una "dura" ciudad

Barcelona, siglo XIV. Un niño de 12 años camina por el barrio del Raval. Se dirige a las atarazanas -lugar en el se construían, reparaban y mantenían las naves y las galeras de la marina catalana cuando la Corona de Aragón extendió sus dominios territoriales y comerciales por toda el Mediterráneo-, donde trabaja gracias a la generosidad de Arnau Estanyol, quien ha tomado al muchacho bajo su protección. Así arranca Los herederos de la tierra, la continuación de La catedral del mar de Ildefonso Falcones, que recibe a la entrevistadora, vaso de agua con gas en mano, en la sala de estar del Hotel Vincci Málaga. "Desde los ojos de Hugo Llor -huérfano de padre y protagonista absoluto de la nueva novela de Falcones- se ve una ciudad muy injusta, sobre todo por todo lo que le ocurre a él: lo echan de las atarazanas, tiene encontronazos con nobles y patricios... Se encuentra en una Barcelona francamente dura", señala el escritor catalán.

No es casualidad que Hugo, el personaje principal, pertenezca al tercer estamento -hablamos de la Barcelona de la Edad Media, con un sistema feudal arraigado-. "Tienes que intentar captar la atención del público, por eso escojo personajes valientes y luchadores que empaticen con el lector. Y es a través de esos personajes como puedes hablar del pueblo, de las costumbres, de lo que vestían, comían y vivían miles de personas. A través de gente humilde como Hugo, Hernando -La mano de Fátima- o el propio Arnau es cómo vas a trasladar a los lectores a esa época, más que si hubiera escogido a gente de la nobleza o el clero", reconoce.

Hasta ver acabado Los herederos de la tierra, Falcones ha pasado los tres últimos años documentándose y escribiendo mientras compatibilizaba la vida familiar y el oficio de abogado. "El proceso es riguroso: tres años escribiendo y estudiando. Habré leído como unos 200 títulos. Hay tesis doctorales fantásticas en red, por ejemplo. Una de las que me leí, titulada La misoginia en la Barcelona del siglo XIV, contaba cómo se trataba a la mujer, ya fuera rica o sin recursos, en aquella época", comenta el autor de best sellers que tiene claro que no uno no se puede plantar en la página 500 sin que cuadre el relato, "sobre todo cuando te interesa que los hechos históricos influyan en la vida del personaje". Ahí radica, según explica el autor, la dificultad de la novela histórica. "Hay gente que dice que es posible cambiar la historia si las necesidades del guión lo requieren, pero hechos históricos sólo hay unos y guiones ficticios miles. Hay que adaptar el guión a la serie de hechos históricos", remarca mientras cambia el gesto de su cara a uno más serio.

La historia de Hugo se desarrolla en una Barcelona con "un espíritu comercial y universal", aunque es entonces -siglo XIV- cuando explota "el Compromiso de Caspe y es Barcelona la que impone un rey castellano, más maleable". "Desde entonces la ciudad ha cambiado a mejor, pero ahora con todo lo del independentismo estamos involucionando. Nos estamos convertiendo en provincianos, en lugar de universales. Esa es la gran tristeza porque desde el punto de vista identitario, cultural, Cataluña es independiente", declara Falcones, amante declarado del cómic, entre los que destaca Capitán Trueno, Tintín o Astérix y Obélix. Al final de la conversación, donde no se habla de que está a punto de ser juzgado por un supuesto fraude fiscal, se atreve a dar pistas sobre la versión televisiva de La catedral del mar: "He leído el guión y puedo decir que conserva el espíritu de la novela".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios