Cultura

De los puños en alto y los colores vivos: el 'Guernica' que no fue

  • Eugenio Chicano diseccionó el proceso de creación "del mejor cuadro del siglo XX" ayer en la Sociedad Económica

Contó ayer Eugenio Chicano en la Sociedad Económica de Amigos del País que Pablo Picasso tardó 25 días en acabar lo que hoy conocemos -tú, yo y medio mundo- como El Guernica. Lo hizo a propósito de un encargo de la República en el que se le pidió una obra de grandes dimensiones para el pabellón español de la Expo de París de 1937. Durante el proceso de gestación de éste, el genio hizo y deshizo a su antojo mientras la pintora Dora Maar -entonces amante y compañera artística- fotografiaba el alumbramiento del "mejor cuadro del siglo XX y probablemente del XXI", en palabras del presidente de la Fundación Aduana - Museo de Málaga.

Con motivo del 35 aniversario de la llegada del mítico cuadro a España, Chicano impartió una clase magistral donde desmenuzó, puntero en mano e instantáneas tomadas en aquel ático de París, entre cigarros, focos y pintura, los cambios, aciertos y arrepentimientos -correcciones en el argot artístico- de la obra cumbre de Picasso. "Fue importantísimo que a Maar se le ocurriera hacer fotos del proceso creativo, puesto que a los investigadores nos ofrece una visión precisa de la evolución", recalcó el artista malagueño, que no tardó en desvelar algunas de las correcciones -"peripecias" según Chicano- del autor a lo largo de este intenso mes de creación.

"Picasso mantuvo algunos elementos escogidos previamente como el toro ibérico, el caballo, la mujer que huye con el bebé en brazos, el fuego, el campesino herido en primer plano, pero hubo otros que desaparecieron. La bombilla central que ilumina la estampa fue antes una mujer con un candil que se asoma por una ventana, luego con una vela. También pintó un halo de luz. Y así hasta llegar al halógeno que alumbra la escena", explicó Chicano mientras el público, entre los que se encontraban jóvenes universitarios ávidos de conocimiento y curiosos con más edad, hacía chiribitas con los ojos.

El académico numerario de San Telmo también desveló que en algunos de los 62 bocetos "premonitorios", Picasso llegó a utilizar colores vivos, aunque las grandes ideas -"esa síntesis de color blanco y negro con alguna mancha en ocre que tiñen los blancos"- se mantuvieron fijas durante todo el proceso de creación. Al igual que la "espléndida" composición a través de la que se plasma una "síntesis poética" de uno de los capítulos más cruentos de la Guerra Civil: "una canallada, un desastre", reconoció el artista al inicio de la conferencia. En términos plásticos, según Chicano, es "un grito pensado que habla de un desacuerdo, de un crimen perpetrado por los fascistas en Guernica". Hoy día, aquel que quiera verlo sólo tiene que parar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, donde se expone espléndidamente junto a los esbozos preparatorio originales.

Otro de las correcciones, quizá la más sorprendente, está relacionada con las connotaciones políticas del mural. "Picasso había pintado el 11 de mayo en medio del caballo y el toro un gran puño en alto rodeado de espigas de trigo y amapolas -en su lugar ahora hay una paloma blanca, símbolo de la paz-, probablemente en alusión a la Internacional Socialista, que ocupa la mitad de la mitad del mural, utilizando así la regla de oro de la composición. Sin embargo, días después el puño desaparece. Picasso fue inteligente al no mostrar puños, ni banderas, ni políticos, ni logotipos en El Guernica, convirtiéndolo así en un grito -contra la barbarie- no patrimonio de la izquierda, sino en un grito universal patrimonio de la humanidad", reflexionó el grabador casi al final de la exhaustiva lección de historia del arte.

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