Doble vuelta la de anoche. Joan Manuel Serrat se reencontró con el público malagueño tras verse obligado a suspender el concierto anunciado el pasado 15 de abril por motivos de salud. Y lo hizo para presentar su nuevo disco en el que vuelve a cantar, 38 años después, al poeta Miguel Hernández. Si su nombre ya es poesía, escucharlo cantar versos del poeta de Orihuela es poesía al cuadrado. Un lujo que ayer pudieron disfrutar más de dos millares de malagueños. Finalmente no se llegó a vender todo el papel, pero el Auditorio Municipal, reducido a un aforo de 2.500 localidades sentadas, se llenó para este recital poético.

Hernández escribió en uno de sus versos, Hijo de la luz y de la sombra, que da nombre al nuevo trabajo discográfico de Serrat, sobre "la noche, esposa". La hora perfecta ahora que la primavera amenaza con marcharse para reunirse a escuchar poesía, ayer en torno a un gran piano de cola y a una orquesta. A las 22:15 salió el catalán al escenario. El auditorio lo recibió en pie. Cálida ovación la del regreso. Serrat recordó que "celebramos el centenario de su nacimiento". Y de inicio advirtió que sería un "concierto cerrado". Según dijo, otra cosa sería "traicionar el espíritu con el que nació este concierto". Pero se comprometió a volver para cantar sus grandes éxitos que el respetable agradeció con otra ovación.

Serrat narra en una de las ediciones del nuevo disco que conoció a Miguel Hernández "en uno de aquellos bancos del umbrío jardín de la Universidad, la vieja y entrañable Universidad Central de México a cuyo balcón principal un glorioso día se asomó la libertad para arrojar sobre la acera el busto altivo del dictador". "Gran día aquel. Luego llegaron sus lacayos y nos comieron a palos, pero no importa", recuerda. Aquellos eran años de opresión y exilio. Los acordes de anoche recordaron aquellos aires de libertad que se soñaban entonces. No puede ser de otro modo cuando quien firma es Miguel Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942), un hito en la literatura española del siglo XX, encuadrado tradicionalmente en la generación del 36 aunque mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior, hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como "genial epígono de la generación del 27". Y anoche la poesía se hizo canto en Málaga. Un sano ejercicio para mantener fresca la memoria y, como dice Serrat, "nos libre de aquellos que asesinan a los poetas y a la poesía". Aires de libertad y poesía al cuadrado.