Cultura

Asesinatos, corrupción y soledad junto a los canales de Ámsterdam

  • Jaume Benavente publica 'El cuaderno de Nicolaas Kleen', el primer título dentro de una serie de género negro protagonizada por una joven inspectora de Policía

En el entorno de una ciudad nordeuropea de sosegados cafés y cierto aire bohemio, la muerte de una inmigrante serbia y la desaparición de un profesor de música enfrentará a la joven inspectora de homicidios Marja Batelaar con la cara más turbia y conflictiva de Ámsterdam. Se iniciará así un caso lleno de mentiras y sombras que se escurrirán entre las calles y canales de la urbe. La investigación estará a punto de cerrarse por falta de pruebas, pero nuevas muertes destaparán una trama de corrupción cuyo epicentro se halla en el café Vertigo, homenaje al maestro del suspense y punto de encuentro del peculiar cuarteto de amistades que centra el caso. La breve aparición de Jaume Benavente en la trama también se inspira en Alfred Hitchcock y sus míticas intervenciones en escena, así como en su propia concepción de la literatura. "Me apetecía encontrarme con Marja Batelaar y hablar sobre una novela de Mia Couto, sobre cuadros de Utrillo, Hopper y Spilliaert o sobre la isla de Pico. No escribimos una sucesión de libros, sino, en el fondo, una única obra con diferentes variaciones", explica.

El cuaderno de Nicolaas Kleen, publicada en Roca Editorial, es la primera incursión del escritor catalán en el género negro, una obra en la que combina, por una parte, la labor investigadora de la Policía de Ámsterdam y, por otro, el mundo interior de la protagonista, marcado por la trágica muerte de su hermano años atrás. En su soledad la acompañará la lectura de Tierra sonámbula, del mozambiqueño Mia Couto, una novela onírica que el autor considera una "obra de arte que, en su idea de sueño, de inseguridad y miedo, me permite jugar con otro sueño, la vida interior, los fantasmas y los anhelos de Marja Batelaar".

Benavente, licenciado en Bellas Artes, tampoco pasa por alto el problema de la inmigración en el país, y toda la novela está salpicada de marcas que muestran el modo de pensar de la Holanda más tradicional ante la afluencia cada vez mayor de inmigrantes. A tal respecto, el también conservador de museos sostiene que "la idea de la bondad del multiculturalismo está cayendo. ¿Adónde conducirá esta situación? No lo sé, pero es un problema de la mayoría de países europeos".

Fruto de su experiencia como escritor de narrativa de viajes, el autor realiza un recorrido por buena parte de la geografía holandesa con enclaves como Uitdam o Urk. Por otro lado, los flashes de lugares exóticos como las islas Azores o Brasil chocan con un Ámsterdam gris, en un ejercicio que Benavente identifica con "la complejidad y las contradicciones del mundo; la culta y controlada Holanda en contraste con la dimensión oceánica, solar y salvaje de otros mundos".

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