CIERTAS decisiones que se están tomando hacen que sienta un gran desconsuelo solo paliado por el hecho de ser profundamente demócrata. Tenemos lo que la gente ha querido, lo que el pueblo ha votado. Y hay decisiones que son claramente contrarias a lo que parte de la ciudadanía está pidiendo en las plazas de España, a la vez que claramente legitimadas por las urnas. Mientras miles de personas manifiestan que se sienten indignadas por una falta de democracia real, Dolores de Cospedal suprime tres importantes figuras de control democrático de bajo coste. O mientras que se indignan por los privilegios de los políticos (aunque hay mucho que matizar) o se sienten indignadas porque no participan del debate político, lo que se está produciendo es un recorte en derechos y libertades justificado. Pongamos que hablo de Málaga y Madrid.

En Málaga, los recortes no llegan a las personas políticas del Partido Popular que son reubicadas a pesar de que la indignación ha llegado de forma contundente a nuestra ciudad. Se reivindica, entre otras cosas, que los partidos políticos no sean agencias de colocación y recolocación en las administraciones en las que gobiernan. ¿Vale todo el mundo para todo? ¿Sirve una persona igual de número uno que de número dos? Si se trasladase a la gestión de una empresa, la respuesta es definitiva: no, en ambos casos. Es verdad que hay gente versátil, pero estoy convencida de que no todos servimos para todo ni tampoco con la misma eficacia y eficiencia en cualquier nivel de responsabilidad. Además, en un mundo cada vez más especializado (aunque en algunos aspectos cada vez más vacío de contenido) lo que se espera es encontrar en la Administración a gestores que sepan de lo que hablan. Eso de "siempre hay un roto para un descosío" que diría mi abuela, no es de recibo en política.

En Madrid, los recortes llegan a la reivindicación de los derechos y libertades de la ciudadanía a pesar de que allí también el pueblo indignado está pidiendo justo lo contrario: en la Plaza de Chueca no se puede ya celebrar el Día del Orgullo Sostenible. Lo llaman así, sostenible, porque se adecúa lo máximo posible a la ordenanza de ruidos municipal y porque está consensuado con la población de los alrededores. ¡Ay, ese alcalde que va de progre cuando es tan, pero que tan conservador! Tanto que al frente de un área como el Medio Ambiente pone a Ana Botella, mujer que no destaca por sensibilidad social. A mí no me extraña y no debería extrañar que dado que el PP defiende las costumbres sociales que no atenten contra su moral judeocristiana, sí se pueda celebrar San Isidro pero no el Día del Orgullo. Y si alguien se extraña es que no entiende de lo que va la película.

Me pueden decir que del primer caso también hay ejemplos en mi partido: la esencia del socialismo democrático en el que muchos creemos pasa por no mezclar partido y Administración. Lo que no se me puede decir es que el recorte de derechos y libertades ocurrido en Madrid podría ocurrir con el PSOE gobernando. De hecho, desde las ONG y Asociaciones LGTB se trabaja por la conquista de sus derechos y por su "normalización" en la sociedad. Cuentan con el PSOE en esta tarea, de hecho Grupo LGTB del Partido Socialista de Madrid ha hecho campaña por Chueca. No hay ningún manifiesto de este tipo por parte del Partido Popular.

Y es que la ideología se encuentra en los partidos políticos y cuando un partido gana unas elecciones gestiona en función de dicha ideología. En conclusión, ni todos somos iguales, ni actuamos todos de la misma forma ni hacemos todos el mismo tipo de políticas. Que hay cuestiones que cambiar en el PSOE es evidente, pero hay razones para mantener intacta la ideología socialista y progresista: luchar incansablemente por la conquista de los derechos y libertades así como por la igualdad de oportunidades. Esto del PP que no lo espere nadie.

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