pasado, presente, futuro

Simón Cano Le Tiec / Cultura@malagahoy.es

La emoción de la sencillez humana

LOS personajes a los que Tom Hanks da vida siempre han presentado una fragilidad tanto emotiva como natural, que perseguían las estelas que dejaban las narrativas de sus filmes. Siempre ha tendido a mostrar, con una talentosa expresividad emocional, los abandonos morales como trascendentales reflejos del comportamiento social. Además de crear vínculos tan profundos con el espectador, hasta el punto en el que se llegue a temer por una fatídica conclusión del argumento, el actor californiano representa sentimientos tales como la empatía de forma que supusieran una plusmarquista evolución de si mismo. Si en algún instante carecen de coherencia, sus personajes recobran el sentido tomándose a sí mismos como ejemplos de catarsis emocionales. Forrest Gump suponía el llenado de un vacío que buscaba la comprensión y la creación de un vínculo sentimental mediante el cual pudiese identificarse su protagonista. Ante la ambigua ambientación de la película, Tom Hanks definía un personaje más humano que el reflejo social que le rodeaba, dotándolo de una oculta faz que perseguía hallar la complejidad bajo la sencillez.

El personaje del capitán John Miller en Salvar al soldado Ryan representaba el ensayo que Steven Spielberg quiso realizar sobre la luz de nuestros actos. Tom Hanks albergaba la posibilidad de actuar como un frío combatiente en este film; sin embargo, acabó creando una tangente, que administraba hacia su personaje una inmensa reflexión sobre la trascendencia de sus vivencias. Ron Howard plasmó estos trasfondos, aunque con un pulso más comercial , en Apollo 13, creando así el tándem que ha proseguido con el actor hasta las adaptaciones de las novelas de Dan Brown. Pese a la comercialidad de éstas, Tom Hanks no parecía hallar una perspectiva sobre la cual posicionar una interpretación que, aunque correcta, no cabía a verse en unas cintas tan ligeras y previsibles. Sam Mendes le dio la oportunidad en Camino a la perdición de construir, sobre la frialdad, un padre que le daba la espalda a una lejana redención para proteger la integridad de su hijo. En este filme, la firme expresividad del actor consiguió el reflejo del profundo vínculo paternal, que acabó por evadir la discreción y conformar una historia tan majestuosa como sombría.

Larry Crowne supone su regreso a la dirección tras The Wonders, donde busca mostrar la reinvención como una etapa bastante poco superficial de la existencia humana, compartiendo protagonismo con Julia Roberts, un dúo definido por la crítica estadounidense como "la pareja cinematográfica ideal". La cinta ha sido uno de los proyectos más personales del actor, quien ha afirmado querer realizarla "desde lo más cerca de su corazón", alegando que no encontró ningún director que pudiese representar la película desde una perspectiva tan lejana a la estética y a la comercialidad como la que él buscaba.

A la hora de plasmar sus personajes Tom Hanks nunca escatima en convertir su interpretación en el reflejo más emotivo de la sencillez humana, creando unos carismáticos protagonistas que buscan la compasión y la relación consigo mismos, o con una parte de ellos.

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