Luces y sombras

Antonio Méndez

La sonrisa de Trinidad

ADMITO que no me gustaría estar en el pellejo de los dirigentes del PSOE de Málaga, aguardando a que llegue el mes que viene un tsunami cuyo demoledor alcance es hoy una incógnita. Parto de la premisa de que con una crisis que ha devastado la credibilidad del partido en el Gobierno, cualquier propuesta que ofrecer al electorado suena a sarcasmo sino incluso a insulto. Así que hay sortear el expediente de las propuestas que deben figurar en el programa electoral del 20-N y evitar que el votante se pregunte en cada renglón si además también hay ánimo de tomarle el pelo.

Pero dado que el PSOE ha optado por planificar su futuro con los supervivientes de la pronosticada catástrofe electoral, esperaba algo más de imaginación en la conferencia política de este domingo en la capital. Hay propuestas que son trampas en el solitario. Como aprobar días después de que tres varones se pusieran a teórico resguardo en la candidatura al Congreso, que para las próximas aplicarán el criterio de la lista cremallera. Pedirle al Gobierno que salga de las urnas que mantenga la inversión actual en becas suena a primer entrenamiento para ejercer en la oposición. Anunciar sobre el río Guadalmedina que hay que consensuar desde la indefinición de no apostar por nada o rescatar su propio plan de cinturón forestal aprobado y arrinconado hace dos décadas, son ejemplos de que esta histórica formación necesita un nueva brújula.

La mejor noticia es su candidata número 1, la ministra Trinidad Jiménez. Mujer formada y educada. Mujer de partido que conoce la hiel de las derrotas en las misiones imposibles que le han encomendado. Sabe que aquí sumará una más. Pero exhibe su sonrisa. Un gesto pero también un mensaje. El mejor regalo para una militancia desmoralizada con el que la invita a afrontar con serenidad este reto y quizá su futuro.

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