el triciclo

Javier Cintora

El show de Celia

NADIE puede negar que la popularidad de Celia Villalobos ha sido siempre su principal aval político. Un rédito obtenido a base de estar siempre cercana, de tener pocos pelos en la lengua y de hacer de la confrontación una de sus principales armas. Esa forma tan peculiar de entender la política le ha servido para amasar un innegable tirón electoral y para ocultar sus errores y sus meteduras de pata. Algunas de ellas todavía retumban. El último episodio de esa cruzada dialéctica que a ella tanto le gusta tuvo lugar el pasado sábado cuando en un acto de Nuevas Generaciones del PP atizó a la rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, para culparla en primera persona de "cargarse" el prestigio de la Universidad. Jaleada por sus simpatizantes, supongo que muchos de los que estaban allí habrán estudiado en la UMA aunque luego completen su formación con cursos de alta dirección pagados con dinero público, la ex alcaldesa de Málaga se mostró molesta por los llamamientos que ha venido haciendo De la Calle a los estudiantes para que salgan a la calle ante los ajustes realizados por el Gobierno. Quizás Villalobos prefiera una comunidad educativa sumisa ante los mayores recortes en educación y en sanidad cometidos en las últimas décadas. O quizás Villalobos se sentiría más orgullosa de Málaga si la Universidad Católica de Murcia termina abriendo el campus privado en Málaga por aquello de ampliar la oferta académica. Resulta evidente que la Universidad de Málaga no está entre las mejores del mundo, ni siquiera de España, pero negar el avance que ha experimentado esta institución en su corta vida, fue creada en 1972, resulta al menos injusto. Más si cabe cuando la que pone en entredicho su prestigio es la misma que sonrojó a medio país con sus consejos culinarios científicos para protegerse del mal de las vacas locas. Cosas del prestigio.

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