Crónica personal

Pilar / cernuda /

Destitución policial

EL director general de la Policía ha aprovechado su comparecencia parlamentaria para informar sobre los graves sucesos del pasado 22 de marzo en Madrid para anunciar la destitución del responsable de la unidad antidisturbios de Madrid, la Unidad de Intervención Policial, al que los propios policías acusaron de no haber realizado una adecuada coordinación de las fuerzas que debían garantizar el orden en una jornada en la que se auguraban graves disturbios tras la convocatoria de una llamada marcha por la dignidad. El jefe cesado llevaba pocas semanas en el cargo, tras el cambio de destino del anterior, al que fueron unánimes los elogios en el momento en que se despidió de sus compañeros y subordinados para asumir más importantes tareas.

Ignacio Cosidó no escatimó las palabras de autocrítica, se refirió a la falta de coordinación con todas las letras y a "un número de heridos inaceptable". Con el relevo del hasta ahora jefe se supone que se realizará un trabajo más eficaz en la desarticulación de los grupos que se manifiestan de forma violenta en la calle y se evitarán los heridos.

La Policía ha fallado y ha habido consecuencias, que además no son menores, la destitución de un jefe es la sanción más grave que se puede aplicar a un responsable policial. No ocurre lo mismo en los grupos de manifestantes, los máximos responsables de los disturbios descontrolados que se produjeron una vez finalizada la manifestación, que protagonizaron ataques de violencia extrema hasta el punto de romper a patadas el casco de un policía al que tiraron al suelo y provocaron heridas serias en la cabeza; también causaron heridas a viandantes y a otros policías que, precisamente por la falta de coordinación o por miedo a represalias si respondían a los manifestantes, no se atrevieron a utilizar los medios de los que disponen.

Es injusto que frente a una decisión que era necesaria, destituir al cargo policial que no ha realizado bien su trabajo, sigan impunes los que desde hace unos años se han hecho dueños y señores de la calle con actuaciones de una violencia extrema, que sin embargo los jueces no consideran delictiva. El 65% de los detenidos por policías por su agresividad en distintas manifestaciones son puestos en libertad, lo que da alas a los numerosos grupos ultra, de extrema derecha y extrema izquierda, para continuar en su línea de matonismo en la que no falta la utilización de instrumentos que pueden provocar la muerte, como armas blancas, puños de hierros, bates y adoquines.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios