La tribuna

manuel Chaves González

La recuperación económica

LOS informes económicos señalan que la situación económica está cambiando en los países del sur europeo, los más afectados por la crisis económica. También en España y, desde luego, ante cualquier indicio positivo, conviene no adoptar una actitud negacionista. Las previsiones económicas señalan que, para este año y 2015, habrá crecimiento, "creación" de empleo y "reducción" del paro. El Gobierno del señor Rajoy ha decretado rápidamente el final de la crisis y el inicio de la recuperación económica. Es cierto que hemos llegado al final de la recesión (parece que vamos a crecer en torno al 1%) pero, como dice Felipe González, si bien hemos tocado fondo, la cuestión es cuánto tiempo estaremos en el fondo. O dicho de otra manera, cuando el Gobierno habla de recuperación económica, de qué recuperación estamos hablando.

La tesis del Gobierno radica en que un crecimiento aproximado al 1%, junto a las reformas estructurales llevadas a cabo, serán suficientes para crear empleo y reducir el paro a partir de este año. También los expertos aseguran que con este crecimiento es posible crear empleo si se dan determinadas condiciones. Pero a continuación nos dicen que sólo con un crecimiento económico más intenso (en torno al 2,5%) es posible crear empleo estable y además que habrá que esperar una década (año 2025) para recuperar el nivel de empleo anterior al comienzo de la crisis (por tomar un año de referencia, en el cuarto trimestre del año 2007 la tasa de paro era del 8,60% y el número de ocupados cerca de 20,5 millones mientras que en el cuarto trimestre del año pasado la tasa de paro era del 26,03% y el número de ocupados de 16.758,2 millones).

Es cierto que hay un dato fiable: la afiliación a la Seguridad Social ha ido aumentando en los últimos meses (marzo sobre marzo de 2012 en 115.000 trabajadores afiliados). Se puede llegar a la conclusión que en los próximos meses se "creará" empleo y se "reducirá" el paro, previsiones que se pueden valorar como positivas pero no suficientes para hablar de recuperación económica.

La cuestión es qué empleo se está creando y en qué condiciones. Los resultados de la reforma laboral de febrero de 2012 nos dan la respuesta: miles de trabajadores han sido despedidos como consecuencia de los ajustes de plantilla de las empresas (199.000 empleos destruidos en 2013); miles de contratos parciales que no sustituyen el empleo estable destruido (se han creado 131.800 empleos parciales frente a 225.300 empleos a tiempo completo destruidos); trabajadores despedidos y reconvertidos en autónomos (más del 60% del incremento de la afiliación a la Seguridad Social son trabajadores autónomos) que realizan fuera de la empresa el trabajo que antes hacían como trabajadores de la misma. En definitiva, trabajadores que son despedidos a bajo coste para ser sustituidos por otros trabajadores peor pagados a través de contratos precarios. Se ha abierto una espiral perversa de una gran número de trabajadores que pasan del empleo precario al paro y de éste al empleo precario y así sucesivamente. Es decir, la precarización como instrumento de la pretendida recuperación económica.

Los indicadores macroeconómicos de empleo y paro servirán al Gobierno para sustentar su estrategia de la recuperación económica, pero para ello ha tenido que proceder a la voladura del sistema de relaciones laborales sobre el que funcionaba nuestro mercado de trabajo. Los objetivos de la reforma laboral fueron nítidos desde su aprobación: ajustar plantillas a través de despidos baratos, devaluar los salarios, reforzar el poder unilateral del empresario y debilitar a los sindicatos, y minar la negociación colectiva como medio de fijación de las condiciones de trabajo. No obstante, se alega que como consecuencia de estas medidas las empresas han ganado competitividad. Es cierto (siempre que la bajada de salarios haya repercutido en los precios y no en el margen de beneficios), pero en todo caso la "marca" España no se verá muy favorecida si se pretende competir en una economía globalizada sobre la base de bajos salarios y empleo barato.

España es uno de los países del mundo con un mayor incremento de la desigualdad debido principalmente a la escalada del desempleo (también a la reducción de las coberturas sociales, entre ellas la del paro). En mi opinión, la reforma laboral ha sido una de las reformas que más han contribuido a la desigualdad entre españoles. Podemos hablar de un crecimiento económico en torno al 1%, que el empleo va a crecer y el paro se va a reducir, pero para la mayoría de los españoles esto no va a significar, ni individual ni colectivamente, su recuperación económica.

España afronta un periodo de estancamiento si no hay un cambio sustancial de política económica en España y en Europa, porque el marco europeo es fundamental. No hay medidas milagrosas pero ya parece evidente que la recuperación económica no va a depender de una austeridad a ultranza sino de un crecimiento económico sólido basado en la intensidad de la política monetaria y de la fluidez del crédito. Todo ello en el contexto de una gobernanza económica de la UE con mayores competencias del Banco Central Europeo para mirar también hacia las empresas y el empleo.

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