Crónica personal

Pilar / cernuda /

La mejora

LOS escépticos ante las buenas cifras de empleo de los últimos meses siempre decían que los datos fiables eran los de la EPA, no los del INEM, porque el INEM no tenía en cuenta a los centenares de miles de personas que por diferentes causas, generalmente la desesperanza, no acudían a las oficinas de Empleo para darse de alta como desempleados. Pues bien, la EPA ha dado su veredicto y no puede ser más positivo: España crea empleo por primera vez en esta crisis, con 402.000 nuevos empleos en el segundo trimestre del año, baja el paro y continúan las altas a la Seguridad Social.

Los mencionado escépticos, e incluso los analistas que sistemáticamente veían la botella medio vacía ante las cifras que ofrecía el Gobierno los últimos trimestres, han reconocido que esta EPA indica una mejoría sensible en la política de empleo y que las perspectivas de futuro empiezan a ser finalmente esperanzadoras. Se ha reducido la tasa de hogares con toda la familia en paro, también se ha reducido la tasa de desempleo juvenil y además los últimos datos apuntan a un porcentaje algo más alto de los contratos indefinidos.

Porque ésa es la clave. La EPA efectivamente permite mirar hacia adelante con nuevo ánimo, ratifica que la crisis empieza a quedar atrás aunque todavía falta tiempo para olvidarla definitivamente e indica que la reforma laboral no ha sido tan nefasta como dice el PSOE; incluso con Pedro Sánchez al frente, o casi, sigue insistiendo en que el día que logre nuevamente recuperar el gobierno le dará la estocada de muerte, la abolirá. Pero a pesar de la lectura claramente positiva de la EPA hay motivos todavía para no echar las campanas al vuelo.

Una de las razones es que muchos de los nuevos contratos son en precario aunque se haya incrementado el de indefinidos: todavía falta camino por recorrer hasta que el porcentaje de nuevos contratos sea similar al que había antes de la crisis. Los españoles necesitan seguridad, y sólo puede venir con contratos a largo plazo. Segundo problema: los salarios. La necesidad de encontrar empleo ha dejado en precario el mercado laboral, al saber los contratantes que la desesperación del parado le lleva a acepta condiciones de trabajo muy duras, y salarios de miseria, con tal de conseguir un empleo.

Avanzamos, pero queda trecho por delante. La mejora no la cuestionan ni siquiera los más críticos con el gobierno del PP, pero no cabe la euforia sino que es momento de darse un respiro pero mantenerse en la prudencia. No hay lugar para triunfalismos, como no se cansa de repetir Fátima Báñez.

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