Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

HAY demasiadas evidencias que atestiguan la participación de Rusia en el conflicto de Ucrania, incluida, ahora, la entrada de tropas regulares apoyadas por tanques, que habrían llegado hasta cerca de la ciudad de Novoazovsk. Imágenes difundidas por la OTAN así lo demuestran. Estas tropas estarían detrás de la reciente victoria de los rebeldes prorrusos en esta zona del este ucraniano. El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, dio ayer la voz de alarma, lo que obligó a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. La OTANcalcula que hay más de un millar de soldados rusos en el país, mientras que las autoridades ucranianas aseguran que la zona está plagada de "hombres de verde", los mismos paramilitares que entraron en Crimea, ahora segregada del país. ¿Qué cabe hacer? En primer lugar, afrontar el hecho sin más paños calientes. Rusia se ha saltado las mínimas normas del Derecho Internacional y está contribuyendo, sobre el terreno, a la desestabilización de Ucrania y la posterior anexión de un trozo de ella, aunque la nueva región establezca un vínculo difuso en lo legal, tal como ha ocurrido con Crimea y con Osetia. La Unión Europea (UE), como principal actor internacional en este caso, debe tener preparado un plan de actuación porque todas las evidencias apuntan a que Rusia actuará hasta el final. No hay que descartar un conflicto armado abierto entre ambos países. La UE no puede amilanarse ante el poderío económico de Moscú ni ante la dependencia energética que se mantiene con Rusia. El Gobierno español lleva ya meses aconsejando que la UE elimine el aislamiento energético de la Península Ibérica, de modo que pueda nutrirse bien de la energía producida en España, bien del gas que llega hasta el país desde el norte de África. Pero, además, en conjunción con la OTAN, Bruselas debe dar apoyo de tipo militar a Ucrania si ello fuera necesario. La UE no puede asistir como mero observador pasivo a la segregación de parte de Ucrania por la acción de un tercer país. Hace ya años que la UE debe reformular su estrategia de Defensa. Si Rusia, casi en sus fronteras, es capaz de arrancar un amplio territorio, es difícil que Bruselas sea un interlocutor con poder para mantener posiciones en el conflicto de Israel y Palestina y más, recientemente, en Oriente Próximo. En este último caso, distintos países europeos, caso de Italia y Francia, están actuando por su cuenta con el envío de material militar a las poblaciones que resisten a Estado Islámico. La UE está mostrando durante estos días que su talla internacional es muy pequeña, demasiado.

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