EN la década de los 60, Málaga hervía en el descontento por tan prolongada dictadura, ausencia de renovación, cambio, progreso... Sorprendentemente, muchos amigos, amigos también de don José María González Ruiz y de los postulados de Ernesto Cardenal como Alejo García, Antonio Linares, y otros, simpatizantes de aquello de "cristianos de base", optaron por el seminario y la carrera eclesiástica (que después abandonaron). El Seminario de Málaga renovó su presencia y abrió a la cultura un espacio por donde pasamos todos. Fui invitado a dar una conferencia para filósofos y teólogos por lo que elegí el tema Ascetismo y misticismo en la pintura. Doménico Theotocópuli, El Greco, murió sin testamento el 7 de abril de 1614. Su hijo Jorge Manuel, con un poder días atrás otorgado por su padre, redactó el documento incluyendo en su preámbulo consideraciones del pintor sobre el ascetismo y misticismo en la pintura, que fue la base de mi charla. Al final el rector me regaló una Biblia que aún conservo. Fue mi primera conferencia. 1960.
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