El balcón

Ignacio / Martínez

La doctrina Pacheco

UNO de los políticos andaluces más conocidos del actual régimen democrático entró ayer en la cárcel. Es un hecho relevante que se suma a otros que retratan un fin de época. Pedro Pacheco está condenado a cinco años y medio por enchufar a dos miembros de su partido en el Ayuntamiento de Jerez, donde fue alcalde 24 años; aunque esta condena por malversación, prevaricación y falsedad en documento se produce por un hecho ocurrido cuando era teniente de alcalde bajo la Alcaldía de la socialista Pilar Sánchez.

Está muy bien que la Justicia haga pagar a quienes abusan de los fondos públicos para su beneficio particular o el de su partido, pero en un país donde el enchufismo es un deporte nacional sorprende la dureza de esta condena. Si el baremo establecido por los tribunales para Pacheco se aplicase a todo el mundo, un servidor sabe de unos pocos que tendrían cadena perpetua sin remedio.

Pacheco no sólo ha sido un destacado político local, que ganó seis veces las elecciones municipales. También estuvo más de 20 años en el Parlamento andaluz y fue varias veces candidato a la Presidencia de la Junta; en 1990 sacó 10 diputados. Para el Partido Andalucista ha sido su mejor candidato, pero al mismo tiempo un díscolo dirigente, enfrentado en numerosas ocasiones al fundador del PA, Alejandro Rojas-Marcos.

Hay una época que se termina, con notable similitud al hundimiento del sistema político italiano a partir de 1992, cuando el juez Di Pietro detuvo a un dirigente socialista, denunciado por un empresario harto de que le extorsionara exigiéndole comisiones. Los jueces de Manos limpias realizaron una operación contra la corrupción, que diezmó las filas de los principales partidos de Italia. Así acabó la primera república italiana. Hoy 22 años después todavía no ha llegado la segunda república. España corre el riesgo de repetir este esquema y encomendarse a una opción populista, como hicieron los italianos en 1994 con Berlusconi.

Hace 29 años, Pacheco se hizo famoso en toda España por una frase que le costó un juicio por desacato. Dijo que "la Justicia es un cachondeo" cuando la Audiencia revocó un decreto del Ayuntamiento para demoler un chalet del cantante Bertín Osborne, que no cumplía con las ordenanzas. Tres años más tarde sería exonerado. La doctrina Pacheco hizo fortuna y ha sido aplicada recientemente a una justicia blanda con los poderosos y dura con los débiles. Y hay quien piensa que su autor paga ahora la factura de su desacato de los años 80.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios