Postales desde el filo

José Asenjo

Sánchez y Díaz

EN una reciente entrevista, Susana Díaz eludió valorar los tres meses de gestión de Pedro Sánchez como secretario general. Se limito a decir que éste había llegado al cargo en uno de los momentos más difíciles de nuestra democracia. No dejó caer en sus respuestas ningún elogio al nuevo líder socialista. Lo que llama la atención no es que no compartan los mismos puntos de vista sobre determinadas cosas, sino la falta de empatía que trasluce y que la dirigente andaluza no se molesta en disimular.

Con todo, lo que me pareció más interesante de las declaraciones de la Presidenta de la Junta fueron sus opiniones sobre el problema territorial. Resulta muy significativo su tajante rechazo a cualquier fórmula de federalismo asimétrico. Parece lógica la posición de Díaz, sobre todo, teniendo en cuenta los antecedentes. El modelo que estaba en ánimo de los padres de la Constitución era el de conceder una amplia autonomía a las llamadas comunidades históricas y una descentralización al resto de los territorios. El objetivo era incorporar a los nacionalistas al consenso constitucional. Aunque finalmente el texto estaba abierto a distintas posibilidades, fue Andalucía, superando los importantes obstáculos previstos en el artículo 151, el cisne negro que desbarató todas las previsiones iniciales.

En los últimos años, con la consecución, según las previsiones constitucionales, del máximo grado de autonomía por las comunidades del 131, el sistema ha evolucionado hacia un igualitarismo en el que las comunidades históricas han perdido sus privilegios. Exceptuando el hecho diferencial de los sistemas forales vasco y navarro. El consenso básico inicial se ha roto: primero con el plan Ibarretxe y después con la propuesta del nuevo estatuto y la posterior deriva independentista de los dirigentes catalanes. Ahora parece que hayamos vuelto a la casilla de salida, en un contexto en el que un acuerdo sobre la base de una reforma constitucional que integre a los nacionalismos no parece posible. Hoy por hoy, Pedro Sánchez y Susana Díaz son los dos pilares sobre los que se sostiene un PSOE rodeado de amenazas. Airear su falta de sintonía puede ser suicida. Los socialistas, si quieren mantener su condición de gran partido nacional, tienen que tener una posición clara y sin fisura ante el reto soberanista. Si apuestan por el diálogo a partir de su propuesta federal, deben dejar claro de qué están hablando cuando hablan de federalismo.

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