LA asamblea de Unicaja acordó ayer la conversión de la entidad en una fundación bancaria tal como exige la ley que impulsó el Gobierno en 2013. La caja de ahorros como tal desaparecerá el 1 de enero de 2015 cuando el acuerdo quede formalizado en el registro. Concluye así una historia de 130 años y finaliza un modelo con luces y sombras. Las primeras, porque el apego territorial de estas entidades ha facilitado el respaldo para la puesta en marcha y el desarrollo de numerosos proyectos que de otra manera no hubieran contado con apoyo económico. Las sombras vienen de la excesiva politización y los abusos que han lastrado la gestión de un puñado de entes, a partir de designaciones partidistas de consejeros y miembros de los órganos de administración y control. Las consecuencias de ello y los escándalos que han sacudido a varias de las antiguas cajas siguen todavía hoy de plena actualidad. La asamblea de Unicaja designó ayer a los 14 integrantes del Patronato que regirá la fundación, en la que se observa la presencia de destacados y prestigiosos profesionales del sector. Con esto se pretende poner de manifiesto el nuevo rumbo al que aspira la institución. Los patronos tendrán la obligación de controlar un banco valorado en al menos 2.500 millones de euros y decidir el destino de la antigua obra social, que de partida cuenta con unos 60 millones. De momento, tanto la fundación como Unicaja Banco quedarán bajo la presidencia de Braulio Medel, que de forma transitoria podrá compatibilizar ambos cargos hasta junio de 2016. El banco andaluz se enfrentará en los próximos meses a su compromiso de sacar a bolsa un 26% de su capital, entre otras razones para que los preferentistas de Ceiss, que aceptaron en su momento el canje de sus participaciones por acciones de Unicaja, puedan convertir en liquidez su apuesta. Ese reto, así como la digestión de la compra de la antigua Caja Duero-España, son los principales desafíos a medio plazo. Pero no los únicos. El mapa financiero español aún no ha terminado de definirse y muy posiblemente se den nuevas operaciones de concentración u oportunidades de compras a las que la entidad andaluza no puede ser ajena. De hecho, algunas conversaciones para tejer futuras alianzas ya están en marcha. Unicaja Banco puede aspirar a ser un actor importante en el panorama financiero nacional. Los buenos resultados del test de estrés del Banco Central Europeo son un elemento más que sirven para ratificar la solvencia del proyecto y las posibilidades de crecimiento. Si en su día resultó fallido el sueño de la gran caja única, el momento permite la ocasión de intentar crear el gran banco que sitúe a Andalucía, junto a Madrid, Cataluña o el País Vasco, en el primer nivel de las decisiones financieras en España.

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