El balcón

Ignacio / Martínez

El caso Errejón

EL caso Errejón muestra una ola de puritanismo que recorre España. Es, por así decirlo, un efecto emulación propiciado por la aceptación de Podemos, un grupo que ha descubierto un tesoro que causa envidia por doquier: le habla a la sociedad y le escuchan. Mientras que a los partidos clásicos se les ha secado la conexión con el pueblo llano y las élites; han pasado de moda. Lo que se lleva esta temporada es que cada cual se pasee con su particular espada de fuego, dispuesto a achicharrar al más pintado, con el argumento de una pretendida superioridad moral. Íñigo Errejón ha sido víctima de su propia medicina.

Resulta que al secretario político de Podemos, le han descubierto una beca de investigación pagada por la Consejería de Vivienda de la Junta de Andalucía y contratada por la Universidad de Málaga. El trabajo, remunerado con 1.825 euros mensuales, supuestamente obligaba a Errejón a una presencia semanal de 40 horas. Y como está dedicado a la política, es evidente que no las cumplía. Así que se ha armado la mundial: la UMA le ha abierto ayer una investigación y la presidenta de la Junta en persona ha dicho que si no garantiza que ha trabajado lo firmado "tendrá que devolver el dinero". Algo exagerado. ¿Se aplica ese baremo al conjunto de la actividad universitaria? Veamos cuántas horas de clase imparte cada profesor. Sepamos cuántas horas presenciales de investigación hace cada catedrático y cada titular. Y pidamos que se publiquen en internet con la transparencia que reclamamos para los viajes de diputados y senadores.

Hay una buena dosis de hipocresía en este rasgado de vestiduras. Íñigo Errejón pasa por ser el principal talento de este grupo. Hace tres semanas el prestigioso catedrático de la London School of Economics Luis Garicano hizo un elogio de su tesis doctoral. La enlazaba en Twitter y decía que era analítica y bien argumentada. Y de la habilidad dialéctica y preparación del aludido concluía que [los de Podemos] "se comerán con patatas a Moreno, Báñez y demás".

Además de ese lado hipócrita, hay otro aspecto justiciero en el ataque al dirigente de Podemos: lo retratan como miembro de una casta universitaria privilegiada. Una sociedad en crisis es un material altamente inflamable, que arde con facilidad ante discursos tremendistas, llenos de revancha. Pero el manipulador del lanzallamas tiene un puesto de trabajo muy arriesgado. Está tan cerca del fuego que a veces se quema. La capacidad intelectual nadie se la discute a Errejón, pero la pretendida superioridad moral de él y su grupo queda en entredicho.

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