el prisma

sebastián Sánchez

El acojone se extiende

La polémica abierta en torno a la labor investigadora de Íñigo Errejón ha acabado por poner de relieve hasta qué punto es elevado el temor de los partidos tradicionales, incluida IU, ante el efecto Podemos

EL acojone que Podemos ha generado entre las dos grandes formaciones es de dimensiones mayúsculas. Más allá de los números que marcan últimamente las encuestas, que con cocina incluida sitúan a la formación liderada por Pablo Iglesias como la segunda fuerza en apoyo directo, hay otras señales inequívocas, que constatan la preocupación creciente hacia aquellos que se presentan como alternativa a la casta vigente y al modelo imperante.

Lo que viene ocurriendo en la última semana con Íñigo Errejón y su labor investigadora en el marco de un acuerdo con la Universidad de Málaga es muestra más que evidente de esto que les hablo. Lejos de cuestionar las posibles irregularidades en las que pudiera haber incurrido en el cumplimiento de sus obligaciones contractuales y de la idoneidad o no de prestar un servicio a 500 kilómetros de distancia, sorprende el modo en que dirigentes políticos de contrastada trayectoria han saltado a la yugular del joven dirigente alternativo tratando de convertir su causa en una vía de desprestigio para Podemos.

Escuchar a Miguel Ángel Heredia, en calidad de secretario del grupo del PSOE en el Congreso, reclamar a Iglesias que ejerza con Errejón la misma "ejemplaridad que predica" para el resto es cuanto menos irrisorio. Porque no habría ejemplaridad que predicar y reclamar si fuese una esencia misma del comportamiento de los políticos. Muchos que han elevado su voz emitiendo sospechas antes de que se comprueben los hechos saben mucho de esa carencia.

Por eso que el foco se localice ahora sobre Podemos es, como poco, sorpresivo. La figura de Errejón ha concitado aliados de cama insospechados, 'socios' de alcoba ni siquiera la lucha contra la corrupción ha sido capaz de citar. El PSOE y el PP se agarran al mismo discurso, el de exigir explicaciones al nuevo actor sobre el escenario, a cuya tacha, por más que sean cuestionables sus argumentos programáticos y sus maneras de reclamar el cambio, no se puede asemejar ni por asomo al modo en que muchos de esos dos grandes partidos han mal usado la labor política.

Incluso Izquierda Unida, en apariencia más alejado de la senda tradicional, ha utilizado la figura de Errejón como objeto de críticas y acusaciones. Y no sólo desde el ámbito orgánico, sino también, quizás más cuestionable, desde el institucional. Apenas horas después de que el diario El Mundo desvelase lo que ocurría con el joven dirigente de Podemos, la Consejería de Fomento, que es la que aporta los fondos de los que se beneficia la investigación en la que participa, remitió un comunicado oficial a los medios en los que advertía a la Universidad de Málaga de que tendría que devolver el dinero si no se entregaba el trabajo pactado en el tiempo comprometido. El escrito olvidaba hacer mención alguna a Errejón, a pesar de que era la causa única de que se produjese el citado documento.

La cuestión es, ¿por qué una consejería da un paso de este tipo para poner de manifiesto algo que es de sentido común? ¿Acaso remite semejantes informaciones meses antes de que se cumplan los plazos de entrega de los trabajos financiados con los fondos públicos? La respuesta es no. IU tomó de ese modo la determinación de participar activamente en la campaña de desprestigio a Podemos.

Lo que nadie es capaz de predecir es el resultado de tanta alharaca, de tanta acusación. Porque resulta tan evidente la intencionalidad del gesto, que es posible que algunos indecisos ante la revolución que se está gestando en el panorama político nacional acaban por ver a Errejón y a sus 'compañeros' de formación como víctimas de su éxito creciente. Ante un ataque un mejor contraataque, deben pensar en Podemos. Lejos de esconder la cabeza bajo el suelo, gesto más que habitual en numerosos líderes políticos del país, han aportado sus explicaciones, que, bien es cierto, no despejan plenamente las dudas creadas en torno a las posibles irregularidades de Errejón.

Y, a modo de reacción, ante los torpedos, han decido poner en marcha una campaña a través de las redes sociales, herramienta que tan bien saben explotar, subrayando su papel de víctima en este asunto. #SuOdioNuestraSonrisa. Ese es el mensaje que, apenas 17 minutos después de ser puesto sobre el escenario ilusorio de la red, se convirtió en trendingtopic, es decir, en el mensaje más repetido. "La sonrisa ha cambiado de bando. Es hora de que sonriamos quienes somos mayoría. Su odio no nos asusta. #SuOdioNuestraSonrisa", sentenciaba el primer mensaje editado, en el que, a modo casi mesiánico se añadía: "Somos la dignidad frente a la casta ladrona y corrupta".

Lo que acaba por demostrar el tiempo es que la dignidad no es una virtud de la que haya que ir alardeando. El hacerlo constata un soberbia excesiva, también mala en los tiempos que corren. Y lo de los ladrones, que cada uno saque sus conclusiones. Aunque haberlos haylos. Debieran los que cuestionan con tanta contundencia a Errejón emplear algo de esa misma severidad para enjuiciar las imperfecciones de los suyos. Seguro que de ese modo todos saldríamos ganando.

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