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El periscopio

León / Lasa

Clase media: peligro de extinción

Se está ampliando la brecha entre una élite extractiva y una cada vez mayor masa de asalariados precarios

HACE semanas, desde que cayó en mis manos una tabla sobre los tramos declarados como ingresos a efectos del Impuesto sobre la Renta, venía dándole vueltas al asunto. ¿Qué es la clase media? ¿Dónde empieza y acaba? ¿Se detendrá en algún momento su declive? ¿Qué podemos esperar? Sobre esos escalones de renta declarados hay datos que, a nada que se piensen, pueden sorprender. Casualmente, días atrás se han publicado algunos informes al respecto. Así, llama la atención que solamente un tres por ciento de los españoles declaran ingresos por encima de los 60.000 euros (poco más de 3.000 euros netos al mes); y que sólo un 18% en total superen los 30.000. Por el otro lado, con menos de 21.000 euros anuales declarados, unos 1.100 euros netos al mes, se encuentra un 64%. Una legión de mileuristas, en el mejor de los casos. Ya sé, ya sé que se argumentará acerca de la economía sumergida, los pagos en negro etcétera, pero no negarán que no deja de ser indicativo. En países de nuestro entorno, aquellos a los que, según un majadero íbamos a adelantar en poco tiempo, se calcula que la clase media comienza a partir de los 2.000 euros al mes, con matices. En esta misma línea, según un estudio realizado por Esade, la prestigiosa escuela de negocios, el 74% de las ofertas de trabajo que se publicitan no superan los 24.000 euros al año, unos 1.300 euros netos al mes, como máximo. Más -para aquellos que, instalados en el sistema, se quejan-: según datos publicados esta semana por la Agencia Tributaria, el 34% de los españoles, una tercera parte, gana menos de 648 euros al mes.

Con estas cifras en la mano -y dejando de lado por un momento el tremendo drama del desempleo-, con estos salarios y estas expectativas, ¿podemos seguir creyendo durante mucho tiempo que vivimos en un país de clases medias consolidadas? Si llevados por el optimismo contestamos afirmativamente, ¿va a continuar siendo así? Salvo que nos hayamos bebido un par de Leffes la respuesta es obvia. Nos estamos "latinoamericanizando" a marchas forzadas, con una segmentación social cada vez más pronunciada entre una elite minoritaria y extractiva (no citaré de nuevo a Piketty) que acumula más y más capital, renta y expectativas, y una cada vez mayor masa de asalariados precarios a los que encima se les convence de lo afortunados que son. Y todavía, con este panorama, los sectores más conservadores de la sociedad se preguntan por qué motivo los jóvenes dejan de contraer matrimonios, por qué la natalidad continúa a la baja, por qué esos chavales se bunkerizan en casa de sus padres y no asumen responsabilidades. Como si realmente pudieran hacer otra cosa.

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