SEISCIENTOS delegados elegidos por las asambleas locales de Izquierda Unida participan mañana en la asamblea regional de esta organización que debatirá un asunto de gran importancia política: el balance de casi tres años de Gobierno andaluz integrado por una coalición PSOE-IU que hizo inútil la mayoría relativa de votos del PP y llevó a la Presidencia de la Junta a José Antonio Griñán (y posteriormente, cuando éste dimitió acosado por los ERE, a Susana Díaz). El Gobierno bipartito ha proporcionado a Izquierda Unida su mayor cuota de poder desde la fundación del partido y ha dotado de estabilidad a la política andaluza, aunque su gestión arroja más sombras que luces. Precisamente un sector hasta ahora minoritario de IU, que ya se opuso al propio pacto, se ha declarado partidario de la ruptura de la alianza con los socialistas por considerar que éstos no han practicado una política de izquierdas y que IU no ha conseguido imprimir su sello más progresista a la Junta, teniendo que ver cómo el PSOE descafeína algunas de sus iniciativas más preciadas. Aunque los debates en IU son imprevisibles, y prolongados, el desarrollo de las asambleas locales hace pensar que en la asamblea regional se impondrán las posiciones del coordinador andaluz de IU y del vicepresidente de la Junta, decididos partidarios de continuar en el Gobierno compartido y no exponerse a unas elecciones anticipadas para las que la coalición se encontraría en un momento delicado a causa del avance de Podemos, al que las encuestas, en su conjunto, auguran unos resultados que lo situarían por delante de la propia IU. También gravita sobre la reunión de los delegados de Izquierda Unida Andalucía la definición de la estrategia a seguir ante los próximos desafíos electorales, y especialmente en relación con Podemos. También en esta cuestión la coalición izquierdista, desconcertada por la aparición y el éxito del partido de Pablo Iglesias, vive un intenso debate interno, que quizás no quede resuelto este fin de semana, ya que si algo ha provocado ya Podemos es un cambio en el escenario político andaluz, y nacional, y una ruptura de la correlación de fuerzas en el seno de la izquierda. Competir abiertamente con Podemos por la hegemonía en el espacio progresista o acercarse al nuevo partido para forjar una alianza de izquierda radical en la que no tendría cabida el PSOE es el debate al que está emplazada la coalición y que no puede postergar mucho más tiempo, dado que las elecciones municipales se acercan. Y lo que decida IU tiene importancia indudable en la política andaluza: es la tercera fuerza política de la comunidad autónoma y gobierna en ella desde hace dos años y medio.

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