HAY un aspecto de la famosa beca de Íñigo Errejón -uno de los líderes de Podemos- sobre el que se ha hablado muy poco, y eso que se ha hablado muchísimo de esa beca. Por lo que se sabe, la beca en la Universidad de Málaga formaba parte de un proyecto para investigar "la desmercantilización de la vivienda en Andalucía". Hasta aquí, todo correcto. Ahora bien, si Google no me engaña, el organigrama de la Consejería de Vivienda de la Junta presenta dos agencias públicas y tres entes instrumentales (sean lo que sean) que están destinados al estudio y a la promoción de la Vivienda. Por lo que veo, hay una Agencia de la Obra Pública, una Dirección General de la Vivienda y también las nueve delegaciones territoriales de Vivienda. Sólo Dios sabe -porque Google no- cuántos funcionarios y técnicos y personal contratado trabajan en todos esos organismos, pero es fácil imaginar que son muchos. Y en estas condiciones, uno se pregunta si es normal que una beca muy bien dotada económicamente -1.800 euros al mes- se destine a investigar un proyecto que podría ser estudiado sin ningún problema por alguno de los cientos de funcionarios que tiene la Consejería en plantilla. ¿Ni uno solo estaría capacitado para hacerlo? Lo siento mucho, pero me cuesta imaginar que sea así.

Lo digo porque es muy fácil la retórica que nos promete conquistar los cielos e imponer la decencia por decreto y cambiar de arriba abajo la forma de ser de un país. Todo eso sólo significa hablar y hablar y encandilar a la gente que vive muy mal y necesita tener la esperanza de que algo va a cambiar alguna vez en su vida. Pero nadie se preocupa de los cambios razonables que deberían suponer una mejor administración del escaso dinero público, sobre todo porque ese dinero debería destinarse con urgencia a lo que de verdad resulta prioritario (la educación, la sanidad, la dependencia, las ayudas a los parados de larga duración). Podemos, por ejemplo, exige auditar la deuda pública para distinguir la deuda legítima de la ilegítima, pero al mismo tiempo no propone ninguna medida concreta que impida que esa deuda siga creciendo día a día. Y lo mismo pasa con los demás partidos. Ninguno se plantea auditar las múltiples administraciones públicas y conseguir que sea verdad ese concepto tan cacareado de la "optimización de los recursos". Pero lo grave es que nunca saldremos de esta crisis si antes no se aborda una reforma radical de las administraciones públicas. Sería bueno que alguien se plantease estas cosas.

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