Luces y sombras

antonio / méndez

La ciudad de Teresa Porras

Afalta de dinero, ideas. Y en eso hasta ahora, para lo bueno y lo malo, Barcelona es un referente urbanístico. La Ciudad Condal tampoco inventa la mayoría de las veces sino que copia. La innovación en muchas ocasiones es mejorar el producto que otros han ideado. Así que en marzo pretenden convertir todos los domingos los laterales de la avenida Diagonal a lo largo de 3,5 kilómetros en un gran parque con diferentes usos ciudadanos. Sólo entre las 9:00 y las 17:00. Después Cenicienta deberá dejar vía libre al tráfico y regresar a la acera sin perder ninguno de sus zapatos.

Incoativas de este tipo han funcionado bien con las tumbonas en la neoyorquina Times Square o las hamacas para tomar el sol en la playa de París junto al río Sena. La propuesta encierra un carácter electoralista con mayo a la vuelta de la esquina. Pero ése es un juego lícito en política.

No sé si en Málaga la novedosa ocurrencia será mantener los pórticos de la calle Larios para Semana Santa y la Feria de agosto. Una vez comprobado que eran homologables para la Navidad y el Carnaval. Y así explotamos esta fuente de recursos, que hay que admitir han generado un efecto llamada en las provincias limítrofes. Y es que cada vez se incrementan más mis sospechas de que en realidad Málaga la gobierna una alcaldesa oculta.

Francisco de la Torre se halla ocupado en dejar en la urbe una marca cultural histórica, aunque bastante franquiciada. Ya puede presumir con esa comparativa en la que destroza a la otrora líder, Granada, como publicó El Ideal hace unos días en un extenso informe. O tuitear el interés que incluso ha despertado en un periódico como La Vanguardia sus acuerdos para poner a competir en plena Costa del Sol a rusos y franceses, al Pompidou y al estatal de San Petersburgo.

El regidor ha conseguido la combinación perfecta para seducir a la elite sin perder el favor del pueblo. Para esto cuenta con una concejal que mantiene activados todos los efectos pirotécnicos que constituyen la esencia del vivamalagueñismo. Lustrosas las rotondas y verdes los tapetes de los arcenes. E intenta extender la felicidad a los barrios que almacenan la cosecha de votos para mayo.

Y ella almuerza con directores de colegios e institutos. Hace de intermediaria para que la grúa no perturbe la actividad económica de sus comerciantes. Da voz democrática a los niños para que elijan a su gusto los parques exprés de marzo. Lástima que los pequeños no adjudiquen el concurso para instalar los columpios. Málaga es una ciudad de autor. Creíamos que esa paleta la manejaba Francisco de la Torre. En realidad es Teresa Porras. A cada uno su mérito. Aquí y en Barcelona.

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