Político en cien días

Antonio Vargas Yáñez

La bulimia del poder

NO todo el mundo puede dedicarse a la política. Pocos poseen las cualidades de superhombre que demanda tan elevada misión. Valorar 86 páginas de sugerencias al Plan de Protección y Reforma Interior del Centro (Pepri) después de leer el titular de una noticia, sólo es apto para los mejores. Conociendo la historia, es difícil saber si el nuevo Pepri es consecuencia de las numerosas voces que claman por él desde hace años o del requerimiento que hizo la Consejería de Cultura para que se adecuara a la declaración del centro histórico de Málaga como Bien de Interés Cultural. Después de un segundo aviso al límite del plazo para adaptar el planeamiento, el Ayuntamiento contestó con una solicitud de prórroga y seis meses después aprobó el avance. "Allegro ma non troppo", aún quedan las aprobaciones inicial, provisional y definitiva. Aunque según el artículo 30 de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, teníamos que haber terminado hace medio año, el recién firmado pacto de gobierno no lo contempla.

Ha hecho falta un año para que se realicen 37 sugerencias. Todo un récord de falta de participación que, haciéndome eco de las palabras de un representante vecinal, sólo se explica por la falta de contenido del trabajo. La situación es tan delicada que el Ayuntamiento, que tiene por norma no convocar un solo concurso de ideas, ha sacado a licitación la contratación de una empresa para que fomente la participación y explique las líneas maestras del plan, cuando las encuentre. De momento, como ha descubierto una notable falta de lugares de juego para los niños en el centro, el primer acto participativo ha sido montar un parque infantil delante del Cervantes.

En este páramo, 23 arquitectos han soñado una ciudad ideal con la esperanza de que el Ayuntamiento despierte de su letargo. Seguros de que la realidad pondrá las cosas en su sitio. Pero ser político no es fácil y resistirse al pecado de gula ante la tentación del manojo de alcachofas de la prensa, nada sencillo. Aun a riesgo de que la gula devenga en bulimia. En vez de reconocer la anorexia de un Pepri que aporta poco más que una recopilación de todos los documentos de análisis existentes, lo fácil es tomar el rábano por las hojas y quedarse con el resumen de 2 líneas del titular. Pero tampoco se deben hacer juicios de valor a partir de unas declaraciones a la prensa. Y menos yo, que no tengo cualidades para ser el alcalde.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios