Crónica personal

Pilar / cernuda /

Récord de disparates

LA Justicia, que suele desesperar por los años que tarda en resolver cuestiones que en muchos casos son vitales para quienes dependen de su resolución, en un tiempo record ha tramitado la denuncia presentada contra la ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, por no cumplir con la Ley de Memoria Histórica y no retirar una serie de símbolos franquistas en sedes municipales. Estamos viviendo en un continuo disparate desde que Podemos -con la ayuda de quien todo el mundo sabe- logró hacerse con poder municipal. Independientemente de su ideología, de la escasa preparación de la mayoría de sus dirigentes, de su demagogia y de su desconocimiento de las cuestiones más cotidianas -algún día habrá que contar cómo transcurrieron las reuniones de Manuela Carmena con los presidentes de bancos; no tenía ni noción de cómo actuaban frente a las situaciones de desesperación de quienes no podían pagar las hipotecas-, lo que provoca más desconcierto y, por qué no decirlo, más indignación, es que al menos los alcaldes de Madrid, Barcelona y Valencia piensan que gobernar un municipio es quedarse en la letra más pequeña, en la superficie, en lo que les coloca en primer plano permanentemente. Del resto, nada de nada. Las cuestiones engorrosas, a otro con ese problema. En apenas un mes han demostrado ignorancia sobre asuntos fundamentales, nepotismo desbordante con la colocación de parientes y una falta de iniciativa para los asuntos que de verdad importan.

Las decisiones tomadas hasta ahora por el alcalde de Valencia consisten en cambiar el día de pleno y, al hacerlo coincidir con el día dedicado a las bodas, interrumpirlo a media mañana. También ha advertido al cardenal Cañizares que no acudirá a ningún acto religioso y ha denegado la bandera para el Te Deum del 9 de octubre, fiesta oficial de la capital. Decisiones que faciliten la vida hasta los valencianos, hasta ahora no ha tomado ninguna. Como ocurre en Madrid. Ana Botella no pasará a la historia por ser la alcaldesa de la limpieza, pero Carmena la está haciendo buena. Empiezan a aparecer ratas, y hay distritos en los que hace diez días que no se ve un barrendero. Eso sí, Carmena ha paralizado obras que le parecían faraónicas y que dejan sin trabajo a unos 200 mil madrileños. Tampoco quiere saber nada de actos oficiales, mucho menos religiosos. De Barcelona, para qué hablar, Colau es noticia diaria por su fobia a la Corona, la Constitución y la legalidad, y como el resto de los podemistas se dedica a la política de gestos como si le fuera la vida en ello.

El desgobierno es absoluto en las tres principales ciudades españolas, pero sus alcaldes y alcaldesas son noticia todos los días, que es lo que les gusta. Una pena, que coincide además con época turística, así que serán multitud los extranjeros que conozcan nuestras miserias. Qué tristeza. Y habrá quien celebre este espectáculo…

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