Calle Larios

pablo Bujalance

Culture club

PARECE razonable, hasta cierto punto, que Málaga decida no competir por la Capitalidad Cultural de Europa en 2031. De aquella experiencia se extrajeron conclusiones en alguna medida dolorosas: la más evidente, que en la consecución de la meta influye de manera más determinante de lo que parecía la presión de grupos externos cuyos motivos no siempre están relacionados con la cultura, una intelligentsia con la que nadie contaba y contra cuyas estrategias poco o nada se puede hacer. Pero otra cosa es que Francisco de la Torre venga a decir que Málaga ya no va a lidiar por esa marca porque se le queda pequeña. Preguntado al respecto, el alcalde respondió hace unos días que la Capitalidad ya no constituye un objetivo porque "hemos convertido la aspiración para un año en algo permanente"; desde la experiencia de la candidatura, añadió, Málaga se ha convertido "en una gran ciudad de la cultura y lo va a ser cada vez más", a tiempo completo, sin plazos ni calendarios. Y, bueno, tal vez semejante afirmación admite algunos peros. Es cierto que Málaga ha crecido de manera exponencial en cuanto a oferta museística, hasta convertirse en la envidia del país en lo que a equipamientos de este tipo se refiere, con una oferta nada desdeñable. Pero también lo es que éste es el único ámbito cultural en el que Málaga ha crecido: en otras materias como la cultura participativa, programas de integración social a través de la cultura, actividades y espacios profesionales de producción propia, programación teatral y lírica y descentralización, muy a pesar de La Térmica y el Museo Ruso, se ha avanzado más bien poco. Aunque, curiosamente, eran estas cuestiones, y no los nuevos museos, las que más atención recababan de cara a 2016.

Cuando Málaga presentó su candidatura a la Capitalidad, se organizaron mesas sectoriales (yo mismo participé en alguna) desde las que se alumbraron cientos de propuestas a desarrollar en tan señalado año. Cuando Málaga quedó aupada de la carrera, se insistió desde el Ayuntamiento en que aquellas iniciativas (que incluían desde festivales de flamenco en la Trinidad a proyecciones de cine en los solares del centro, pasando por la apertura de centros culturales permanentes en los barrios) tendrían cumplimiento igualmente. Pues bien, dicho cumplimiento ha sido, más o menos, igual a cero: ninguna de aquellas propuestas ha llegado a materializarse. Sí lo han hecho los nuevos museos, que no estaban previstos en la candidatura porque el quid a resolver era bien distinto de este culture club. Los museos son geniales, pero peleamos por otra cosa. Y esto no lo hemos visto ni de lejos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios