HAY un refrán que dice que aunque la mona se vista de seda mona se queda. Pues eso. Artur Mas debe pensar que el entierro de Convergència Democràtica de Catalunya y el nacimiento de Democracia i Llibertat supone un cero en el marcador y el punto de partida de una apoteosis que le dará millones de votos, y el apoyo de la CUP para mantenerse al frente de la Generalitat. Mas, con tantos años de actividad política demuestra con esta estrategia que sabe poco sobre el comportamiento humano: no se vota a unas siglas, sino lo que hay detrás de esas siglas. Y en DiLL está lo peor de CDC, un partido que ha perdido a su eterno socio Unió, y también a algunas de sus figuras más destacadas.

Si piensa Mas que al crear DiLL se quita de encima la imagen de escandalosa corrupción, es que entonces no está en este mundo, sino en el limbo. Por mucho que CDC -o parte de CDC- se llame ahora DiLL, no olvidarán los votantes nacionalistas de Mas que les ha llevado a un camino secesionista que no tenía sentido, ha colocado a Cataluña en una situación agónica.

Contaminados por una trayectoria independentista que no tenía nada que ver con el origen de CDC, contaminado por el engaño a los votantes cuando les aseguraba que defendía el proyecto independentista para mejor negociar con "Madrid", contaminado por un dirigente que no ha dudado en convertirse en incumplidor de la ley, lo que significa que da vía libre a los catalanes para incumplir también las normas y leyes que emanen de la Generalitat. Y contaminado por una corrupción, hay que insistir en ello, que quizá no importe a algunos de los dirigentes del partido, del nuevo y del antiguo, pero sí importa -y mucho- a militantes y simpatizantes que son personas decentes y que no quieren oír hablar de que se mete la mano en la caja, se cobran comisiones por contratos públicos, se crean sociedades ficticias, y se abren cuentas en el extranjero para impedir que se conozcan las actividades delictivas que originan los ingresos de esas cuentas, o se pretenden eludir las responsabilidades con Hacienda.

Democracia i Llibertad suena bien. Son dos conceptos que engrandecen a quien los defiende. Se identifican con la ética, el respeto a los demás, el cumplimiento de las leyes y la defensa del bien común. ¿Es Artur Mas el dirigente apropiado para acogerse bajo esas siglas?