Luces y sombras

antonio / méndez

De la Torre en su bucle

P OR fin el alcalde de Málaga pudo justificar esta semana su fichaje estrella de las pasadas elecciones municipales. La concejal de Movilidad, profesora titular en la Universidad de Málaga y directora de la Cátedra de Gestión del Transporte de la UMA antes de su salto a la política, Elvira Maeso, salió del ostracismo en el que ha vivido desde junio para justificar la confianza de Francisco de la Torre. El objetivo, darle la puntilla al proyecto del tranvía al hospital Civil que el propio regidor suscribió en 2013.

Ahora resulta que 38.000 vecinos de varias barriadas de la zona norte de la capital perderán, con los ajustes de las líneas de la EMT, sus paradas de autobús más cercanas a sus casas. Y además, los expertos llegan a la conclusión que no es necesario el nuevo transporte porque sencillamente la ciudadanía no lo demanda. Todos estas conclusiones de los expertos municipales se difunden a la luz tras el rechazo del consejero de Fomento de la Junta a firmar, en estas circunstancias, un añadido al convenio suscrito con el Consistorio, para buscar una alternativa a los 44 millones de euros que debe abonar por el Metro el Ayuntamiento. El informe, por tanto, carece de la más mínima credibilidad porque, en otras circunstancias más favorables a las demandas del regidor, habría permanecido en el cajón. Eso sí, el alcalde, en esta ocasión, ha aceptado que su equipo le haga el trabajo sucio.

El jueves pasado, el Pleno del Ayuntamiento del jueves instó a De la Torre a solventar el eterno problema de Limasa. El truco es que no le dijo cómo. Para eso la oposición suele ser bastante espabilada. Nadie quiere señalarse. Por un lado hay que defender a los trabajadores, por el otro a la ciudadanía. Si se le dan los diez millones de euros que cuesta que los empleados de la limpieza recuperen los derechos perdidos durante la crisis, el dinero seguro que acaba por salir de las arcas públicas.

En materia de espectros municipales, también reaparece de vez en cuando el caso del cine Astoria, cerrado desde 2004. El edificio llamado en su día a albergar el museo de los museos, será objeto ahora de un concurso de ideas para que alguien resuelva el acertijo. La última vez que se apostó por una solución similar fue para el río Guadalmedina. El arquitecto José Seguí lo ganó hace casi cuatro años y si no incluyó en su proyecto que el cauce sería de uso exclusivo de los patinadores, debe sentirse a estas alturas bastante frustrado con las horas que le dedicó al trabajo.

Y para rematar, ya está en marcha la mesa de trabajo para avanzar en la consulta que determinará qué hacer con el suelo de Repsol, justo 16 años después del convenio suscrito. Para no copiar a García Márquez, De la Torre en su bucle.

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