Todo es relativo

ÁNGEL RECIO

'gran hermano' a la malagueña

SE llama ConviveMálaga y este año cumple su séptima edición. Es una especie de Gran Hermano a la malagueña, aunque en el famoso concurso televisivo se premia la idiotez y se fomenta el, a veces, difícil arte de la vagancia y en su particular visión local se quiere convertir en ciudadanos de pro a una decena de jóvenes de entre 19 y 30 años de distintas condiciones sociales y nacionalidades. Los de Gran Hermano suelen alojarse en un chalé de lujo con todas las comodidades y escasa biblioteca y los malaguitas se tendrán que conformar con cinco días de estancia, supongo que pagada, en el albergue juvenil. Las cosas de no salir en televisión.

El Ayuntamiento de Málaga informó ayer sobre esta curiosa iniciativa. Estos jóvenes van a recibir una formación específica sobre empleo -algo importante cuando la tasa de paro juvenil está por las nubes en Málaga-, medio ambiente, inmigración, igualdad de género o cómo se gestiona la ciudad. Van a visitar en persona algunas administraciones y entidades sociales y escucharán conferencias de diversas personas conocidas de la capital, desde el juez decano y la fiscal de menores hasta el periodista Domi del Postigo, pasando por un humorista gráfico, un músico, una fotógrafa o una directora de teatro. No se puede decir, desde luego, que los participantes vayan a tener tiempo para aburrirse. Para eso siempre tienen la opción de presentarse al casting de Tele 5 para su siguiente edición.

Comentan que el programa tiene como objetivo "incentivar la confianza de los jóvenes fomentando el diálogo, el intercambio, la comunicación y la convivencia". Facilitar un empleo y un futuro ayudaría bastante, pero no está el horno para bollos. No es fácil ser ciudadano, si bien es cierto que los de 30 años ya deberían ir aprendiendo, más que nada porque ya han consumido, con suerte, un tercio de su vida. Entre tanto salvajismo político, mental y físico que impera en la sociedad actual siempre viene bien un pequeño reset para analizar quiénes somos, en qué contexto vivimos y que impere el sentido común. Probablemente habría que hacer un Gran Hermano a la malagueña para toda la sociedad y no solo para estos diez chicos. Seguro que así lo veríamos todo más claro entre tanto fango, que para el barro ya están los de la casa televisiva.

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