EL PSOE de Málaga vive estos días una grave crisis política e institucional cuya repercusión es pronto para valorar. El presidente de Diputación, Salvador Pendón, anunció el jueves su posible retirada política al concluir su presente mandato en 2011. Una decisión que podría interpretarse como lógica e incluso biológicamente acertada, ya que lleva casi 23 años en el desempeño de distintos cargos públicos. Pero al insinuar su abandono para regresar a la escuela -es maestro en Ardales- lo ha justificado con una dura descalificación desde los medios de comunicación de los modos actuales de hacer política de su propio partido, lo que cuestiona seriamente su idoneidad para seguir más tiempo al frente del organismo provincial. Será la dirección socialista la que deba resolver si puede permitirse la permanencia al frente de la institución más importante de la provincia de alguien que rechaza sus criterios. Sin embargo, horas después de su enigmática aseveración y como si ésta fuera un augur, la realidad llegaba en su auxilio. El PSOE andaluz realizaba un anuncio oficial insólito: el nombre del esperado candidato socialista para competir con Francisco de la Torre por la Alcaldía de Málaga se había decidido en una reunión mano a mano entre el secretario provincial del Partido, Miguel Ángel Heredia, con su homólogo regional, José Antonio Griñán. Unos modos escasamente democrático s de resolver los problemas, pero habituales en los partidos políticos, aunque nunca como en este caso reconocido con luz y taquígrafos. Ayer, sin embargo, el presidente andaluz se desmarcó de su complicidad en la radiada resolución, que no dio por cerrada, y cuya iniciativa y propuesta atribuyó exclusivamente a la Ejecutiva provincial que comanda Heredia. Unas manifestaciones que dejan en mal lugar al dirigente malagueño y a su narrador operativo, el secretario de Organización, Francisco Conejo, también responsable de la comunicación de partido en Andalucía. El PSOE perdió el principal sillón de la Casona del Parque en 1995 y desde entonces navega a la deriva, sin encontrar una opción sólida y un proyecto consistente. A un año de las elecciones municipales, Málaga necesita que el PSOE se muestre como una alternativa real ante los ciudadanos y que obligue a esforzarse al PP si quiere conservar el gobierno del Ayuntamiento. El descrédito de los últimos episodios viaja en sentido contrario.

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