LA política, algunas veces, deja episodios esperpénticos. Si en numerosas ocasiones nuestros representantes políticos se afanan en trasladarnos mensajes vacíos, ajenos a la realidad social y contradictorios, lo sucedido la semana pasada en el PSOE malagueño no tiene nombre. O sí. Ridículo. Porque peor no se puede gestionar una crisis política que han alimentado todos sus protagonistas. Desde Salvador Pendón, que hasta el último momento ondeó la bandera de Magdalena Álvarez como candidata a la Alcaldía del Ayuntamiento de Málaga, hasta el secretario general del PSOE malagueño, Miguel Ángel Heredia, que sale muy dañado de la crisis, pasando por el secretario de Comunicación regional del PSOE, Francisco Conejo, que para honrar el departamento del que es el jefe debería recibir un máster en comunicación. Porque cómo se le explica a la militancia socialista que el jueves se venda que el nombre del candidato ya está pactado, eso sí no se hará público por ahora, y que dos días después el mismo presidente de la Junta de Andalucía le rectifique y asegure que "aún queda mucho camino por recorrer". Muy dañado sale del PSOE de esta crisis ante un Francisco de la Torre que se debe estar frotando las manos. "Después de esto que me pongan a quien sea", deberá estar pensando el regidor malagueño.

No sé por qué el PSOE ha tardado tanto tiempo en elegir a su candidato. No tiene ninguna explicación porque cada mes que ha pasado ha demostrado que el partido no está unido ante la figura que debe pelear con De la Torre para arrebatarle la Alcaldía. A la división demostrada en estos últimos meses le ha sumado esta semana una nefasta gestión de la crisis que le ha explotado en la cara al mismísimo Heredia.