URGENTE Pedro Sánchez se retira de la vida pública hasta el 29 de abril para pensar si seguirá de presidente del Gobierno

LAS universidades de Málaga y Sevilla han decidido enfrentarse juntas a un gran desafío: lograr entrar entre las cien instituciones académicas más importantes del mundo. Para ello, como primer paso, deben conseguir que el Gobierno español las seleccione entre las distintas competidoras para distinguirlas con un campus de excelencia turística internacional que les proporcione una financiación adicional para entrar en la pugna para abrirse camino en el escenario exterior. La alianza suscrita era de sentido común pero paradójicamente estamos ante una noticia insólita. Es muy difícil ver a organismos representativos de las dos provincias más importantes de la comunidad embarcados en alcanzar objetivos comunes. Hasta ahora siempre ha prevalecido la mal entendida rivalidad, cuando no el localismo, ante el propio interés general o el beneficio propio. Por eso el Andalucía Tech, como se denomina el proyecto conjunto que ambos rectores presentaron ayer con el padrinazgo de la Junta de Andalucía, adquiere un simbolismo que trasciende a los propios propósitos que se persiguen. Casi 1.500 investigadores trabajan en las dos universidades, repartidos en 89 grupos. 90.000 alumnos y 17.000 profesores configuran a grandes rasgos la fortaleza de los dos estamentos académicos. El camino antes de llegar al acuerdo no ha resultado fácil. La propia rectora malagueña, Adelaida de la Calle, agradecía ayer a su homólogo hispalense su "sensibilidad" para el pacto porque el sevillano es un centro más potente que el malagueño. Sólo los adversos resultados del año pasado cuando ambas universidades quedaron fuera de las elegidas, tras competir por separado, han permitido comprender que la vía emprendida entonces era errónea y ha facilitado ahora el encuentro de líneas de colaboración. Resulta innegable la fuerza política de una candidatura Málaga-Sevilla. Ahora sólo falta que el proyecto sobre el que se quiere construir este anhelo común y que está vinculado a las tecnologías de la producción, con seis polos de especialización desde el turismo a la biotecnología, sea merecedor de la distinción, ya que en caso contrario significaría una decepción muy importante. Pero estamos ante un avance histórico que abre otras puertas al futuro.

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