MARÍA Gámez resulta para mí a estas alturas una auténtica incógnita. Políticamente no la conozco. Es el nuevo modelo de dirigente moderno que incuban tanto PSOE como PP. Disciplinado hasta el punto de no exhibir ideas propias que puedan provocar conflictos y, por tanto, con gran capacidad de adaptarse a lo que exija el partido. Un mérito mayor en este caso porque su militancia es reciente y fue posterior a su designación como cargo público.

Curioso. Hace poco más de un año, tras la llegada de Griñán al poder, algunos reputados socialistas barajaron su relevo al frente de la Delegación del Gobierno de la Junta en Málaga. Había defraudado las expectativas de su nombramiento, con el que se pretendía darle un giro radical a la imagen del Gobierno andaluz, muy desgastada por el ariete del PP y en especial por el que maneja el alcalde, Francisco de la Torre. Hoy es la gran esperanza blanca del aparato del PSOE malagueño ante el reto más complicado que afronta y contra el que han fracasado aspirantes de mayor fuste, como es recuperar la Alcaldía perdida en 1995.

Con sus manifestaciones públicas en la mano y al margen de lo políticamente correcto para su formación, desconozco qué piensa Gámez de los asuntos más sensibles para el futuro de esta ciudad. Tampoco puede valorar sus opiniones tras los escasos contactos informativos off the record que he podido compartir con ella. Cuento una anécdota. Hace más o menos seis años almorzamos con ella y su jefa de prensa. Era flamante delegada de Innovación. Al acabar, como prueba de la recién iniciada relación laboral, le pedimos el móvil del trabajo, la conquista número 1 de los periodistas cuando desean incorporar fuentes futuras. No quiso facilitarlo en un acto de una ingenuidad absoluta ya que para conseguir esa información no era necesario licenciarse en Criminología, como pudo comprobar ella misma un rato más tarde. Ahora es la reina de la blogosfera de los políticos locales y domina las artes de las redes sociales.

Pese al enorme desgaste que sufre De la Torre, el PSOE con esta elección demuestra que no ha hecho sus deberes y no le opondrá al mejor contrincante de los posibles.