Pasarela

La elegancia de la Reina en Marruecos

  • En su visita al país vecino, doña Letizia ha demostrado una vez más su predilección por el estilo clásico y sobrio, muy acorde con el actual papel que debe asumir

Desde el día de la proclamación doña Letizia se ha convertido en centro de todas las miradas. Su recién estrenado papel como Reina ha hecho que muchos se preguntasen cuál sería la tónica de estilo que seguiría, si bien ya durante la etapa anterior parecía dejarlo claro: discreción y elegancia, algo que se reflejaba tanto en su actitud como en sus atuendos.

Es justo lo que se ha podido comprobar durante la visita que han realizado Felipe VI y doña Letizia a Marruecos. Una recepción que se ha producido durante el Ramadán, una época de abstinencia para los musulmanes y que quizás llevó a la reina a abusar de la sobriedad y corrección a la hora de elegir su conjunto: aterrizó en Rabat con un traje de chaqueta en tono gris de la firma Hugo Boss perteneciente a su fondo de armario. Lo combinó con una camisa de raso en gris perla y una cartera de mano de estampado pitón en las mismas tonalidades; un look correcto pero que quedó eclipsado por el de su homóloga, Lalla Salma.

De nuevo, un dos piezas en blanco fue la opción elegida para el día de ayer, totalmente acertado si se tiene en cuenta el acto de homenaje al que asistía; de ahí el pañuelo. Cuestión protocolaria.

Doña Letizia deslumbró durante la cena de gala ofrecida por Mohamed VI el lunes. En esta ocasión, aunque se mantuvo dentro de sus cánones clásicos, la Reina optó por una falda larga bordada en metal de plata con una apertura trasera que le facilitaba el caminar y que dejaba al descubierto unas sandalias con tacón y plataforma también en color plata. En la parte superior, una blusa en georgette de seda blanca y, por supuesto, quien firmaba el conjunto no podía ser otro que su diseñador fetiche, Felipe Varela. Un look que recuerda mucho al que Rania de Jordania llevó precisamente a su boda con Felipe VI y que, de nuevo, es sinónimo de éxito.

Tanto para el día como para la noche, la esposa de don Felipe ha seguido fiel a su filosofía de sobriedad y las joyas se han visto reducidas al mínimo y el maquillaje es de lo más natural. Pequeños gestos de estilo que dejan claro que doña Letizia sabe a ciencia cierta cuál es su papel y con lo que está cómoda, si bien entre la rutina ofrece destellos de glamour que dejan un grato sabor de boca.

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