Nadie duda que Taylor Swift tenía mucho que celebrar el pasado 13 de diciembre, y no sólo sus 25 otoños. Estrellas como Beyoncé o Justin Timberlake no quisieron perderse el gran día de esta rubia de rostro angelical que, tras conquistar el olimpo del country, en 2014 ha dado el salto definitivo en su meteórica carrera.

En realidad, el cambio ya se había anunciado dos años antes con Red, un álbum en el que alternaba géneros alejándose cada vez más de Nashville, pero su rotunda conversión al pop llegó a finales de agosto y ahora está saboreando las mieles del éxito. El potente Shake It Off, primer sencillo de su disco 1989, debutaba en el número uno de Billboard. Unos meses después, Swift hacía historia al arrebatarse a sí misma el puesto con Blank Space.

La nueva princesa del pop es tan consciente de su posición que en noviembre se atrevió a retirar todo su repertorio de la plataforma de streaming Spotify. "Creo que el arte debe tener un valor inherente", dijo ese mes a la revista Time, que le dedicó su portada. A lo que añadió: "Creo que la gente debería sentir que lo que los músicos creamos -ella compone sus canciones- y tiene un valor. Eso es todo".

Polémicas a un lado, 2014 ha sido el año de Swift, sí, pero no sólo por su música. Con una Lady Gaga en horas bajas, la diva que estuvo en boca de todos fue Beyoncé, con permiso de la reina de Twitter y Spotify, esdecir Katy Perry. Aunque el disco homónimo de la ex Destiny's Child salió en los últimos días de 2013, fue el más comentado de 2014 en la red de microblogging y, según Forbes, con 115 millones de dólares la de Texas es la cantante femenina mejor pagada del año.

La polifacética Taylor Swift tiene amasada una auténtica fortuna y trabajo no le falta, aunque no tiene tanta suerte en el amor. La rubia, a sus 25 años, cosecha una larga lista de desamores, entre los que hay nombres tan conocidos como el de Harry Styles de One Direction, Joe Jonas, Jake Gyllenhaal, Conor Kennedy o el atractivo suerfero hawaiano John Florence. Enamoradiza empedernida, no se rinde ante los fracasos y sigue en búsqueda de su príncipe azul. A ver si el 2015 termina de completar el mapa y también le regala un novio. Y persistente en lo que se propone, desde luego, es. Por ello, no sería de extrañar que se saliera con la suya y termine conquistando Hollywood con sus dotes interpretativas. La meca del cine es su nueva meta.