Laura Ponte. Modelo y diseñadora

"Ahora me he vuelto 'chandalera'; la moda me gusta con moderación"

  • Volcada en su etapa como diseñadora, la gallega asegura que vive un momento muy bueno, más segura e independiente que nunca Ha prestado su imagen a la nueva colección de gafas de Fendi.

Su forma sencilla de ver la vida la ha mantenido siempre con los pies en el suelo pese a que ha sido una de las caras más conocidas de la moda internacional en los 90. Laura Ponte se bajó de las pasarelas con la misma naturalidad que un día subió a ella y ahora vuelca su vitalidad, que no es poca, en el mundo del diseño. Su última aparición pública ha sido para mostrar las nuevas gafas de sol de Fendi, una marca a la que se sigue manteniendo muy unida y a la que no descarta aportar alguna de sus creaciones en el futuro.

-Es difícil entender que una persona que ha sido la tercera modelo mejor pagada del mundo diga ahora que no le entusiasma la moda.

-Quizá sea muy exagerado decir que no me entusiasma, pero sí te digo que ahora la ropa me gusta con moderación. Ahora voy a  lo cómodo y no paso el tiempo pensando en lo que se lleva y lo que no. He pasado por tantas etapas... He desfilado con ropa inspirada en los años 20, 30, 40, 50... Llegó un momento en que me apetecía buscar mi identidad y marcar mi carácter. Ahora me he vuelto 'chandalera'. Da igual lo que lleves si estás a gusto contigo misma, si te sientes alegre.

-El día que dejó las pasarelas despertó de un sueño, pero parece que tenía ganas de despertar de él...

-Vivimos en un mundo superficial y llegó un momento en el que ya no me apetecía la moda. Ahora prefiero aprovechar el tiempo en otras cosas que forman más mi desarrollo. Una crece y quiere otras cosas y eso es lo que me pasó a mí. Desde que dejé las pasarelas he podido desarrollar otras inquietudes que no hice por miedo, por juventud... qué se yo. Ahora estoy viviendo un momento muy bueno, más segura y más independiente de todo.

-¿Sigue manteniendo relación con otras supermodelos de los 90?

-Sí. Sobre todo con Nieves Álvarez. Con ella es con la que más relación tengo.

-¿Y de las internacionales?

-Alguna vez he contactado por Facebook con alguna de ellas, pero no tengo mucha vinculación con ninguna, la verdad. Yo siempre separé mi vida privada de mi trabajo. Nunca fui de ir a fiestas ni nada de eso.

-Nunca le gustó la parafernalia que se esconde tras la moda.

-La verdad es que no. Aunque en esa parafernalia también hay gente estupenda. Es un mundo como otro cualquiera.

-Más de una vez ha dicho que no se identifica con su nombre ¿Quizá porque lo sigue relacionando con esa parte frívola de la moda que tanto detesta?

-Sí. El nombre de cada uno se convierte en un proyecto y yo no me identifico con el mío. Tampoco soy de unir mi nombre a mis creaciones. Quise que Laura se independizara de mis diseños porque creo que si algo tiene que ir bien es porque tiene que se así y no porque esté yo detrás. Me da rabia incluso cuando tengo que firmar. No quiero poner mi nombre. Prefiero usar un seudónimo. Me da como pudor...

-¿Pudor? Eso dice mucho de una persona que ha llegado tan alto como usted.

-Bueno, también es cierto que el nombre de Laura me parece un horror (risas).

-Ahora que habla de seudónimos es cierto que en las redes sociales suele utilizarlo y es bastante activa, sobre todo en Instagram, pero lo hace de una manera muy personal.

-Sí. Lo hago para mí. Es como unas memorias, porque soy un auténtico desastre con los teléfonos móviles; no suelo descargar las fotos y los pierdo con frecuencia. Por eso para mí Instagram es como una especie de diario personal. Mis amigos me dicen que no lo entienden y siempre les digo lo mismo: "Si no es para que lo entiendas tú, es para mí, para acordarme yo de mis cosas". Es mi selección de momentos. 

-A pesar de que le gustan los retos nunca ha aceptado la propuesta de crear un blog.

-Es cierto que soy hiperactiva e inquieta y todo lo que me proponen, lo hago. Pero ¿un blog?, ¿para hablar de qué?, ¿de moda? ¿de cremas que no me pongo? 

-Pues seguramente a la gente le interesarían sus reflexiones. ¿Qué tipo de cosas cree que le gustaría a la gente leer en un blog suyo?

-Absolutamente nada. No hablaría ni de moda, ni de cocina...Cualquier opinión es igual de importante o de prescindible que la mía. Además, me gustaría escribir con sinceridad.

-¿Le sigue dando pereza verse en las revistas?

-Sí. No me gustan nada. Ni el Hola, ni el Telva, ni el Vogue... No leo nada. Las únicas que me divierten y que además colecciono son las de decoración. Lo que digan de mí, me da lo mismo. 

-Precisamente la decoración es ahora su mayor reto.

-Así es. Estoy reconduciéndolo todo. Como sabrás, cerré mi proyecto como diseñadora de joyas. Aquello no salió como esperaba. Ahora estoy en mi espacio de Urgel donde también tengo sitio para mi taller de joyería. Me apetece crear y voy haciendo lo que me apetece en cada momento. Hago colaboraciones y veré por dónde me lleva la vida. Vivo de lo que me gusta hacer y, si un día sólo diseño un vasito, vivo de ese vasito. Mi vida la dimensiono para ser feliz. 

-Usted que puede...

-¡No creas! Siempre me he buscado la vida sola y he salido 'palante'. Hemos nacido sin nada y no se necesita mucho para ser feliz. 

-Retomando su etapa como diseñadora, hábleme de esa obsesión suya por encontrar caras en todo lo que hace...

-(Risas) Es verdad. Siempre que hago diseños abstractos termino encontrando caras en ellos.

-Como si la estuvieran mirando desde otra dimensión. Qué susto...

-A lo mejor ese es mi destino. Aunque te soy sincera, si están ahí no los quiero ver (risas).

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