Pasarela

A la cama con Balenciaga

  • Alexander Wang, el niño mimado de la moda mundial, se despide en París de la 'maison' del mítico creador de Getaria para centrarse en su marca personal

Alexander Wang ha dicho adiós a Balenciaga de la forma más metafórica posible, y es que en la Antigua Roma el blanco era el color con el que se confrontaba a la muerte. Y él, a su manera, está de luto. Está de luto porque tras tres años se ha despedido de la maison del creador de Getaria, uno de los mayores genios de la moda y maestro de la tendencias avant garde. Ha sido en la casa del modisto español donde Wang ha dado el impulso definitivo a su carrera. El niño mimado de la moda mundial y en especial de Anna Wintour quiere centrarse en su marca personal, por ello ha dicho adiós a París para volcarse en las pasarelas americanas, las de su tierra. Atrás deja tres 'cursos' aprobados con nota en los que, como en su día hizo Nicolás Ghesquière, el que fuera creativo de Balenciaga durante 15 años, no sólo ha respetado el legado de Cristóbal Balenciaga sino que lo ha enriquecido. El secreto: reinterpretar la libertad de las prendas, como el diseñador donostiarra hizo en su momento. Quién se lo iba a decir a Wang, rey de la moda casual y de estilo deportivo, que dejaría su sello en el atelier de Balenciaga acercándose como se ha acercado al couture más exquisito.

Para su última colección como director creativo de la firma Wang se ha inspirado en la moda lencera de los años noventa. Vestidos que parecen camisones y outfit que más que para salir a la calle invitan a ir a la cama gracias a las formas, oversize en un amplio porcentaje y con una clara asimetría, pero también por sus tejidos, algunos tan íntimos como el raso, el encaje o las transparencias. Además de por su guiño a los ancestros romanos, como símbolo de que no guarda rencor por la ruptura, Wang ha presentado una colección completamente en blanco, uno de los colores favoritos de Cristóbal Balenciaga, con vestidos lenceros, pantalones estilo pijama y slippers abiertas por delante. Una propuesta con aires deportivos, como gustan a Wang, pero mucho más trabajada en la costura que habitualmente. La de la temporada Primavera/Verano 2016 será para Balenciaga -y también para Alexander Wang- una de sus colecciones más icónicas.

Alexander Wang nació en San Francisco hace 31 años. Creció en el seno de una familia taiwanesa y a los 18 años decidió mudarse a la Gran Manzana para cumplir un sueño: triunfar en la moda. Y lo cumplió. En Nueva York se matriculó en la Parsons School of Design, su meta no era otra que trabajar algún día con Marc Jacobs, de quien finalmente acabó siendo becario. En 2005 ya había creado su propia firma y en 2007 debutó en la Fashion Week neoyorquina ganándose a toda la crítica, entre ella a la famosa editora de Vogue Anna Wintour, clave en su ascenso fulgurante a la fama internacional. Ese mismo año se consagró como el diseñador más interesante de las nuevas generaciones. Desde ahí, coser y cantar.

En 2009, ya con el reconocimiento de los editores y expertos fashionistas y con el teléfono de muchas celebs en su agenda, que ya eran íntimas para él, Wang se hizo con un premio CFDA, considerados los 'Oscar de la moda'. Título que repitió en 2011. El 2012 fue clave en su carrera, el salto definitivo. Ese año cogía las riendas de la dirección creativa de Balenciaga tras la marcha del francés Ghesquière, otro peso pesado.

El diseñador volverá a dedicarse de lleno a su firma personal, mientras que Balenciaga aún no ha anunciado quién tomará las riendas de la maison. Agitación en el mundo fashion, desde luego, pero aún estamos en París. Los desfiles continúan hasta el miércoles, así que show must go on; o mejor aún le spectacle doit continuer.

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