Siempre en un discreto segundo plano; elegante y sobria a partes iguales. Así es Sofía de Grecia, la mujer que supo ganarse a los españoles no sólo por su papel de Reina, sino también por su apoyo incondicional a la Corona y su entrega absoluta a su familia y a las causas sociales.

Se cumplen 40 años desde que don Juan Carlos fue coronado Rey de España. En este tiempo, la reina consorte ha sabido labrarse un sitio destacado entre los miembros de la monarquía y se ha definido, queriéndolo o sin querer, como uno de los pilares más estables de la Casa Real Española. En la coronación de don Juan Carlos, recién enterrado el dictador, ella dejó claro con su vestido rosa fucsia que no había lugar para el luto y que las cosas en España debían tomar otro color.

Los que mejor la conocen, como Pilar Eyre, la definen como una persona "sufrida y frágil", pero lo cierto es que de cara a la galería la imagen que proyecta doña Sofía es justo la contraria. Su sobriedad y entereza, siempre mostrando su lado más humano en los momentos dicífiles de la historia reciente de España, han marcado sus 40 años como Reina consorte. En más de una ocasión ha demostrado que daba más importancia a la integridad de la Corona que a su vida privada y por eso ha sabido mantenerse al margen en los momentos en los que la Monarquía ha mostrado signos de flaqueza, como la cacería de elefantes de don Juan Carlos en África. 

Sus principios como reina siguen siendo los mismos que aprendió en Atenas cuando era sólo una niña. Ha demostrado que ha sido educada para llevar la corona y por eso ésta nunca le ha quedado grande, ni siquiera en los momentos más delicados. Doña Sofía ha sido el eje sobre el que ha girado y aún hoy sigue girando la Familia Real.

Mientras su esposo se ha tomado el relevo de su hijo como una jubilación y es más fácil verlo en comidas y fiestas privadas que en actos oficiales, ella sigue dando la cara por las mismas causas que defendía cuando era Princesa de Asturias. La cultura, la ciencia (a través de la Fundación Reina Sofía) y la defensa de los más necesitados siguen llenando su ahora menguada agenda oficial.

Pero además de Reina, doña Sofía se ha caracterizado por su entrega incondicional a su familia. Ha arropado a los suyos en los momentos más difíciles (desde la separación de doña Elena hasta la implicación de doña Cristina en el caso Nóos) y se ha convertido en el espejo en el que se mira su nuera, a la que siempre ha apoyado incondicionalmente a pesar de que seguramente no era la esposa que hubiera deseado para su hijo Felipe. Le encanta ejercer de abuela y disfruta cuando está en compañía de todos sus nietos, por eso intenta que al menos una vez al año todos coincidan en Marivent.

Como Reina, como madre, como mujer solidaria, doña Sofía se ha ganado, desde hace años, el corazón de los españoles.