Pasarela

El amor plebeyo que conquistó al pueblo noruego

  • Haakon y Mette-Marit celebran su 15 aniversario de casados ajenos a los rumores de crisis y con el ascenso al trono de su país cada vez más cercano.

Fue la boda real que estrenó el milenio y, seguramente, uno de los enlaces que más dio qué hablar a la prensa sensacionalista de la época. Tenía todos los ingredientes para ponerse en contra tanto a los afines a la monarquía noruega como a sus detractores. El hijo del rey Haakon se había enamorado, como le pasó a su padre algunas décadas antes, de una plebeya. Aunque en su caso no se trataba de una niña bien sino de una madre soltera con un pasado más o menos turbio en el que había coqueteado con las drogas, había acudido a un reality de televisión a buscar pareja o incluso realizaba visitas a la cárcel para ver al padre de su hijo. 

 

Aunque Harald de Noruega había jurado que sus hijos nunca tendrían que pasar por su mismo calvario para casarse con una plebeya, lo cierto es que el príncipe heredero no se lo puso nada fácil con su relación con Mette-Marit. Finalmente, tanto el monarca como la sociedad noruega terminaron por aceptar la relación de Haakon con aquella rubia de intensos ojos azules, una relación que terminó en boda de cuento el 25 de agosto de 2001 ante la atenta mirada de la monarquía europea, que veía cómo la institución se estaba modernizando a pasos agigantados (en aquel enlace fue también muy comentada la foto del entonces Príncipe Felipe junto a la que fue su pareja, la modelo Eva Sanum).

 

Han pasado 15 años desde aquel día y, tanto el príncipe Haakon como su esposa, han dejado claro que su relación no era el capricho de un niño criado entre algodones sino un compromiso sin fecha de caducidad. Los príncipes noruegos están considerados como uno de los matrimonios más sólidos de las nuevas generaciones monárquicas y sólo en los últimos tiempos han tenido que sortear rumores de crisis, unas voces que la princesa se encargó de acallar este mismo verano dando a su esposo un improvisado beso al finalizar un acto público. 

 

En estos 15 años, Mette-Marit ha conseguido conquistar a sus paisanos con su labor a favor de causas humanitarias y benéficas y, sobre todo, con su papel de madre comprometida y cercana. Aquella madre soltera que pedía perdón por su "pasado rebelde" se ha convertido en poco tiempo en un ejemplo para los noruegos. Ha dado continuidad a la corona con el nacimiento de sus hijos Ingrid Alexandra, que actualmente tiene 11 años, y el pequeño Sverre, de 9, y, aunque su agenda oficial no es todo lo extensa que muchos desearían, ha demostrado  que, como su esposo, está preparada para ser la reina consorte de los noruegos, una circunstancia que muchos auguran tendrá lugar más pronto que tarde, ya que el rey Harald cumplirá el próximo febrero 80 años.

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