Marcó una época y fue icono de una generación y, aún hoy, a sus 46 años recién estrenados, sigue siendo una de las grandes sobre las pasarelas, a pesar de que se apeó de ellas hace siete años.

Si alguien acuñó el término de top model ésa fue, sin duda, Claudia Schiffer. En más de una ocasión ha subrayado que ya no quedan supermodelos como las de su generación y señala a Gisele Bündchen como la única que puede heredar este calificativo. La brasileña es la única modelo actual capaz de superar los estrictos requisitos impuestos por Schiffer: Salir a la vez en las portadas de todas las revistas de moda del mundo y ser reconocida por su nombre de pila sin necesidad de recurrir a su apellido. Como ella. Claudia es Claudia a secas. Y en mayúsculas. Porque esta alemana marcó un antes y un después en el mundo de la moda recién estrenados los 90 y, casi desde sus comienzos se convirtió en la musa de los grandes gurús de la moda; desde Karl Lagerfeld hasta Versace.

Fue descubierta por casualidad, como casi todas las grandes modelos de su época. Claudia tenía 17 años cuando la vio Michel Levaton, uno de los agentes de modelos de Metropolitan, en un pub de Dusserdorf, al que había acudido para celebrar el cumpleaños de una amiga. Aquella fiesta dio un giro radical a la vida de aquella rubia de ojos azules y medidas pluscuamperfectas nacida en 1970 en el seno de una familia acomodada al noroeste de Alemania. Al poco tiempo de aquel encuentro casual con Levaton, Claudia ocupó la portada de la edición francesa de Elle y, a partir de entonces, su fama empezó a crecer como la espuma, tanto que en menos de un año y medio fue portada de 12 revistas internacionales de moda, People la incluyó entre las 50 personas más bellas del mundo y firmas tan exclusivas como Chanel o Versace la mimaban sin contemplaciones.

En la década de los 90 ningún gran evento del mundo de la moda se concebía sin ella. Formó parte del llamado 'big five' -junto a Naomi Campbell, Cindy Crawford, Linda Evangelista y Christine Turlington-, con las que aún sigue manteniendo una relación de amistad. Pero, a diferencia de algunas de estas compañeras de viaje, Claudia nunca fue protagonista por sus excesos ni por sus romances. Quizá la relación que ocupó más titulares fue la que mantuvo durante seis años con el mago David Coperfield, aunque el único que consiguió llevarla al altar fue el productor de cine Mathew Vaugham, a quien dio el 'sí' en 2002 y con quien sigue compartiendo su vida después de tener tres hijos en común.