El Ayuntamiento de Vélez-Málaga va a liberarse de la carga negativa que tiene el escudo que representa la ciudad y que fue concedido por la reina Isabel la Católica. No va a eliminar, como ya hiciera el Ayuntamiento de Canillas de Aceituno, la imagen de Boabdil encadenado, pero si va a crear una imagen corporativa en la que se suprimirán los elementos más polémicos. El escudo quedará para los actos más solemnes y para el día a día utilizarán el nuevo diseño. En éste no se verá al palafrenero del rey, Fernando el Católico, muerto bajo su caballo y tampoco al moro que está en la zona de la derecha, y que es atravesado por una lanza en venganza por la muerte del criado real.

"Muchas veces ha habido discusión en torno al escudo de Vélez del que se ha dicho que es racista y xenófobo ya que hay un moro que ha muerto a manos del rey. Hemos querido quitarle esa carga negativa y que el escudo sólo sea utilizado en actos solemnes y protocolarios", manifestó el alcalde, Francisco Delgado Bonilla (PP) quien insistió en que "sólo debe emplearse en documentos muy importantes" ya que "para el día a día hay que abaratar los costos de impresión y comunicación". Precisamente el coste de la creación de la nueva imagen del Ayuntamiento ha sido muy cuestionada ya que se han pagado 36.905 mil euros.

"Hemos abierto un procedimiento legal con un pliego de condiciones en el que sólo se ha presentado una empresa. No es gastar por gastar. Es una inversión", aseguró Delgado Bonilla quien considera que además de unificar la identidad corporativa para todos los departamentos municipales "se ahorrará en las comunicaciones oficiales" al contar "con una misma tipografía y logotipo. "Se trata de homogeneizar y racionalizar, de tener una sola imagen moderna adaptada a las necesidades que hoy requiere una administración en constante comunicación con sus ciudadanos".

El viceportavoz socialista en el Ayuntamiento de Vélez-Málaga, Juan Carlos Márquez, denunció el elevado coste del diseño. El socialista tildó el encargo de "despilfarro económico" y consideró "un insulto a los veleños".