La posible relación entre el depósito de gas subterráneo de Vinaroz y los terremotos registrados en la costa de Castellón y Tarragona, ha llevado al Partido Andalucista en Vélez-Málaga y a Izquierda Unidad en Rincón de la Victoria a pedir para sus respectivos municipios que sean declarados libre de fracking (fractura hidráulica) para la extracción de fósiles. El andalucista, José Luis Gámez, recordó que el pasado año su grupo presentó una moción para que se iniciaran medidas para evitar prospecciones en las costas veleñas "con consecuencias irreparables" para los sectores turísticos, pesqueros y medioambiental. "Este tipo de prácticas extractivas, en un medio tan sensible como el nuestro, es lo peor que le puede ocurrir a la Axarquía; los efectos sobre las praderas de posidonia, pesca de altura, bajura, piscifactorías y turismo serían demoledores y representaría una moratoria al cambio de modelo energético de combustibles fósiles no renovables, que contribuye al calentamiento del planeta incrementando el efecto invernadero, al deseado de energía limpias y renovables", señaló.

El portavoz de IU en Rincón, Pedro Fernández, presentó una propuesta en contra del fracking, al entender que el Ayuntamiento "tiene la obligación de proteger su costa de productos contaminantes, que afectarán a una de principales fuentes de ingresos, el turismo". "Tiene la obligación de proteger la integridad física de sus habitantes y el patrimonio de la ciudad, así como el medio ambiente", expuso. Por ello, instó a la Junta de Andalucía y al Gobierno central a que no concedan más permisos, ni siquiera de investigación, y a que paralicen los actualmente existentes.

El portavoz de la coalición de izquierdas recordó que en abril el Consejo de Ministros dio luz verde al anteproyecto de Ley de Evaluación Ambiental que incluye a los proyectos de extracción de hidrocarburos mediante la técnica de la fractura hidráulica. "Las consecuencias de esta actividad ya se han puesto de manifiesto en aquellas zonas donde se está llevando a la práctica", sentenció Fernández, quien citó entre otras, el alto consumo de agua, la contaminación de suelos y acuíferos, y el aumento de la radiactividad de la sismicidad.