Los vecinos de una de las zonas rurales del Valle del Abdalajís, con su instalación para la llegada del agua realizada y los contadores instalados, nunca pensaron que este año tendrían que volver nuevamente a comprar cubas de agua para sus viviendas y ganaderías. "No tiene sentido lo que está ocurriendo", señalaba ayer Antonio Bravo, uno de los portavoces de los vecinos afectados por esta situación. Y es que los vecinos no entienden que los supuestos impagos en otras zonas sean utilizados como razón para justificar que no les den suministro. "¿No le dan agua a los vecinos que se puedan hacer una casa nueva?", se preguntaba ayer Bravo, que insistió en denunciar la extraña situación que están teniendo que vivir y, todo ello, después de la inversión realizada por la propia administración pública para suministrar agua a esta zona.

En total, unas 40 viviendas y 6 ganaderías han tenido que comenzar a comprar agua y volver a poner en uso los depósitos de almacenamiento que pensaron que podrían olvidar para este verano. Ante la falta de soluciones por parte de la empresa Aguas de los Verdiales, que es la encargada de dar suministro en la zona, los afectados mantuvieron en pasado sábado una reunión en el Ayuntamiento del Valle para analizar la situación creada, en la que el alcalde del municipio, Víctor Manuel Castillo, se habría comprometido a realizar diversas gestiones para tratar de solventar este problema y que los vecinos puedan realizar el gesto de abrir el grifo sin necesidad de pensar si les quedará agua en los bidones. "Lo único que queremos es ser clientes de la empresa y pagar nuestra agua", señaló Bravo, que insistió en señalar lo complicado que resulta de entender que en una empresa pública en una situación económica delicada no acepte nuevos clientes para conseguir nuevos ingresos.

Los afectados sopesan volver a una huelga de hambre para reclamar su derecho a tener agua. No sería la primera vez, ya que mantienen una lucha desde hace años por conseguir el suministro, lo que les llevó a realizar protestas, buena parte de ellas bajo en paraguas de la plataforma de la Burra Margarita, símbolo de la lucha social en la zona.