La localidad de Alpandeire es conocida por la figura de Fray Lepoldo, un insigne vecino al que miles de personas le rinden culto todavía, lo que hace que muchos de ellos quieran conocer su localidad, en la que se encuentra su casa natal y también existe un monumento a su figura. Menos conocida es su gran riqueza hídrica, que hace que sus callejuelas cuenten con un atractivo desconocido para la mayoría de los visitantes, como son los pozos que en el pasado fueron una herramienta fundamental para que los panditos, así se conoce a sus vecinos, pudiesen hacer frente a las largas sequías que se produjeron en la zona en la década de los 50 y 60. No obstante, en estos momentos algunos de ellos no se encontraban en las mejores condiciones, debido a su situación de desuso, por lo que pasaban un tanto desapercibidos para aquellos que no son de la localidad.

Ahora, el Ayuntamiento ha realizado con sus escasos recursos, ha podido invertir unos 5.000 euros, una actuación para ponerlos en valor y que se incorporen con un elemento relevante dentro del patrimonio del pueblo. Los trabajos han permitido la adecuación dos pozos, un pilar que se usaba como antiguo abrevadero y una fuente, todas ellas situadas en espacios públicos. Además, en algunos de los casos se han podido conservar las piedras originales con las que fueron contraídos, por lo que se puede apreciar el efecto que tuvieron en las mismas las cuerdas y cubos que usaron en el pasado los vecinos para extraer tan preciado elemento. De igual modo, también se les dotó de placas identificativas e iluminación, por lo que toman un especial protagonismo durante la noche.

Además de sus pozos, esta localidad cuenta con su conocido pozancón, una curiosa cavidad que se encuentra situada dentro del casco urbano y que se convierte en una enorme surgencia de agua en épocas de fuertes lluvias, conocida por los expertos como trop plein, un término francés que se utiliza para referirse a las surgencias kársticas naturales de presión de agua subterránea, que están consideradas como poco habituales en la naturaleza. Estos manantiales naturales solo funcionan cuando el acuífero del que forman parte se encuentra demasiado lleno.