Provincia

Artesanos defensores de la tradición

  • Un colectivo pide que Mijas sea reconocido como Punto de Interés Artesanal y unirse a la red andaluza

La talabartería es el arte de trabajar diversos artículos de cuero o guarniciones para caballerías. Aunque es un oficio destinado a desaparecer, Lourdes Díaz se esfuerza por continuar la tradición de realizar esos trabajos en los aparejos de sus burros taxis. Empezó hace apenas unos años por cuenta propia porque cada vez se le hacía más difícil encontrar a un artesano al que comprarle las piezas. A día de hoy, Díaz es la única talabartera de Andalucía y una de las pocas personas que se encargan de mantener vivo el oficio en la comarca. "Empezamos haciendo sobrejalmas y bozales pero son piezas muy elaboradas y muy caras, por lo que poco a poco hemos ido abriendo al abanico y con las mismas telas del aparejo aprovecho para hacer bolsos porque es una tela que gusta mucho a la gente. También tapizo coches de caballos", comenta esta artesana.

Díaz empezó mostrando sus obras en el mercadillo artesanal que se celebraba cada semana en el municipio, quedó tercera en un concurso de artesanía a nivel nacional y primera a nivel local, y hace dos años le ofrecieron un taller en la calle Málaga, en Mijas Pueblo, donde hoy trabaja. Aunque sus piezas no se venden con tanta facilidad, reconoce que estas tienen tirón entre el público extranjero, sobre todo el procedente de México.

El caso de esta talabartera es solo uno de los catorce que ya forman parte de la Asociación de Artesanos de Mijas y que tiene como fin conservar oficios tradicionales del pueblo. En apenas año y medio han logrado superar las barreras que supone para muchos artesanos abrir un negocio y mantenerse en el tiempo, por eso desde el pasado mes de noviembre tramitan la correspondiente solicitud para que Mijas sea declarado como Punto de Interés Artesanal, una distinción que concede la Junta de Andalucía a los municipios que tienen abiertos un mínimo de talleres en función del número de habitantes o una tradición de largo recorrido. "Nos beneficiaría sobre todo a nivel turístico porque se incluiría a Mijas en una ruta turística de la que ya forman parte otros municipios declarados como tal como son Jubrique, Granada o Córdoba", explica Sonia Lekuona, presidenta del colectivo. En la provincia de Málaga tan solo Vélez Málaga aparece en esa lista, a la que espera poder sumarse Mijas antes de la Semana Santa.

Sonia es arqueóloga de profesión, pero tras el boom de la construcción y la crisis acabó por dedicarse al mundo de la confección. "Mi abuela y mi bisabuela eran sastres, las primeras mujeres sastres de Euskadi, así que en casa he vivido el coser desde pequeña y decidí reciclarme. Primero empecé en casa hasta que decidí dar el salto profesional", comenta esta artesana que se ha especializado en moda infantil aunque a lo largo de la última década se ha ido amoldando a la demanda hasta el punto que ya ha incorporado una línea de lencería femenina en su taller. "En Mijas hay mucha calidad de artesanía de oficios que han desaparecido o están desapareciendo", señala y agrega que, precisamente, las grandes firmas de la alta costura están cada vez más interesadas en trabajar con talleres de artesanos.

Mary Eisman llegó a España hace casi 30 años para aprender pintura con Luella Ramsay. Poco después, esta artista natural de Chicago se dejó embelesar por el apasionante mundo del grabado de la mano de su mentor, José María Córdoba, en su taller de Fuengirola. "Me apunté al día siguiente y ahí estuve diez años, me enamoré completamente. He tenido mucha suerte porque me he ganado la vida con esto", afirma. A día de hoy, Eisman trabaja desde su taller en Mijas pueblo y cada sábado expone sus obras, principalmente de carácter infantil, en el mercadillo de Puerto Banús, en Marbella. "Tengo muchos clientes del norte de España pero también ingleses, escandinavos y franceses en su mayoría. También americanos, pero menos", comenta. Exposiciones, encuadernaciones, bolsas decoradas con sus ilustraciones y clases de grabado a niños en el verano completan la agenda de la artista.

Ilustradores, joyeros o ceramistas, entre otros, completan la ristra de profesiones que integran el colectivo de artesanos mijeños. José Angulo es uno de los especialistas en el arte del azulejo en el municipio. Descubrió la cerámica por casualidad cuando entró en la escuela de arte de Málaga en 1984 con la idea de dedicarse a la decoración o a la publicidad. "En el primer curso tenía Modelado como asignatura obligatoria, y ahí descubrí el barro y las posibilidades que tenía", comenta este ceramista mientras ultima uno de sus últimos encargos. "Pintar el azulejo es lo que más me gusta y lo que hago hoy en día, con un mercado potencial muy interesante", explica.

"Por desgracia mi trabajo es todavía muy desconocido, aunque en Andalucía es muy tradicional mucha gente se imagina que esto es como una fotocopia", señala. Desde imágenes religiosas, retratos, paisajes, rótulos o planos para urbanizaciones, Angulo reconoce que el público extranjero valora más que el nacional el trabajo hecho a mano. "Aquí se ve como algo tradicional que siempre ha vivido con nosotros y no se valora tanto. Pero precisamente por eso hay que conservarlo", concluye.

En su taller, Fátima Chibihi combina toda serie de piedras y metales para la elaboración de joyas y abalorios. Estudió Comercio Internacional hasta que debido a las circunstancias decidió dar un cambio radical a su vida y se marchó a Dubai. Allí empezó a realizar sus primeros accesorios a nivel personal hasta que se decidió a hacer su propia exposición. "Quería ver la aceptación que tenía y el resultado fue que después de esa primera vez he vuelto a hacer cuatro exposiciones más allí", asegura. Su trabajo se caracteriza en el diseño de joyas diferentes y, sobre todo, en que cada pieza es única, "no repito nunca".

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